El Skoda Octavia es el niño mimado de la marca checa, y es normal porque es su superventas. Y precisamente por eso, para que siga su exitosa línea de comercialización, ahora recibe una ligera actualización que afecta en mayor o menor medida a todas sus facetas.
No hay una revolución estética, ni mucho menos, pero el frontal y la zaga estrenan unas líneas “simplificadas”: la parrilla es más ancha, el logo gana protagonismo y los faros tienen tecnología Full-LED, mientras que los grupos ópticos traseros también han cambiado.
En el habitáculo, Skoda Octavia hace más hincapié en torno a dos elementos, la habitabilidad y el equipamiento. Berlina y familiar tienen un espacio interior de 1.782 mm y 73 mm de espacio para las piernas en las plazas traseras. En la capacidad del maletero difieren, siendo de 590 litros para el primero y de 610 para el segundo, ampliables plegando los asientos hasta 1.580 mm y 1.740 mm, respectivamente.
En cuanto al equipamiento, todos los Octavia contarán con una pantalla de 9,2 pulgadas que da soporte a los sistemas disponibles (Columbus, Admunsen, Swing y Bolero) y la dotación (ya sea de serie o a modo de extra) puede incluir asistente de remolque, detección de ángulo muerto, CareConnect, alerta de tráfico trasero, volante calefactable, etc.
El fabricante no ha detallado la gama mecánica con la que se ofrecerá, aunque sí ha concretado que estará formada por cinco motores de gasolina y cuatro diésel. Estas versiones tendrán potencias de entre 84 y 184 CV, combinables (en su mayoría) tanto con la caja de cambios manual como con las DSG automática de seis o siete velocidades, así como con tracción delantera o total.
Los pedidos se abrirán a finales de año y las primeras unidades del renovado Skoda Octavia se entregarán a comienzos de 2017.
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