Para poder aparcar en un espacio reservado a personas con movilidad reducida o diversidad funcional es necesario cumplir con una serie de requisitos. El primero, el más fácil de reconocer, es lucir la tarjeta correspondiente en el salpicadero del vehículo.
La multa por aparcar en España en una plaza para personas con movilidad reducida es de 200 euros y la grúa puede llevarse el vehículo. Con diferentes sumas de sanción, las normas que se aplican internacionalmente en caso de ocupar uno de estos estacionamientos reservados suelen ser similares.
Más información
Una conductora en Perú ha sufrido en sus carnes las consecuencias de no respetar las plazas destinadas a las personas con movilidad reducida. Dejó su vehículo estacionado y, después de ser cuestionada por otros conductores, respondió que ella sufría una discapacidad.
El programa de televisión peruano Panorama grabó toda la escena. Cuando por fin llega la grúa para retirar el coche de la plaza de movilidad reducida, la conductora sale corriendo del establecimiento en el que se encontraba. Al grito de “¡mi carro!”, la mujer persigue la grúa con éxito. Al final, no le queda más que ver cómo retiran su coche.
Un usuario de Twitter ha decidido compartir las imágenes desde su cuenta y explica toda la escena para finalizar con un “¡tremenda farsante!”. Aunque la mayoría de usuarios de esta red social han coincido con esta opinión, se ha abierto un interesante debate sobre las condiciones para poder aparcar en una plaza de movilidad reducida.
Y es que no todas las discapacidades son visibles. De hecho, la diversidad funcional puede afectar a diferentes sentidos o funciones del cuerpo que intervengan en la conducción, pero no sean perceptibles a simple vista.
Aparcar en una plaza de movilidad reducida
Para poder usar los aparcamientos de movilidad reducida, es necesario lucir la tarjeta correspondiente. Esta suele pedirse en el ayuntamiento de referencia, pero también existe una homologada a nivel europeo. Las condiciones para obtenerla son:
- Tener un grado de discapacidad reconocido oficialmente de al menos el 33% (Certificado de Discapacidad).
- Tener un baremo de movilidad positivo que reconozca una dificultad a la hora de poder usar el transporte público.
La movilidad reducida puede estar causada por diferentes dolencias. Por ejemplo, con discapacidades físicas, intelectuales o sensoriales, pero también por enfermedades crónicas. Las funciones que se pueden ver afectadas van desde la motora, visual y auditiva hasta la intelectual o psicosocial.
Por eso, no hay que juzgar de primeras a cualquier conductor que aparque en una plaza para movilidad reducida, ya que si dispone de la tarjeta correspondiente sí podrá hacer uso y disfrute de esos aparcamientos.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram