Xiaomi piensa en Europa: ¿por qué a las marcas chinas les gusta tanto España?

El gigante tecnológico se plantea comercializar su coche eléctrico fuera de su país antes de finalizar la década.

Xiaomi

El gigante tecnológico Xiaomi se lanzó a la industria de la automoción con el eléctrico SU7. Y lo hizo el pasado mes de abril con un éxito inesperado del vehículo en el mercado local, el único en el que se vende por el momento. Ha tenido que duplicar su capacidad productiva para satisfacer la demanda local, prioritaria ahora para la marca.

Sin embargo, tanto el presidente y fundador de la compañía, Lei Jun, como su consejero delegado han declarado que estudian la introducción de sus modelos en el mercado europeo. La polémica con los aranceles a las marcas chinas podría ralentizar este proceso, pero los directivos de Xiaomi confirman que su intención es llegar e estos países europeos antes de 2030, para posicionarse en menos de dos décadas “entre las cinco marcas de coches más importantes del mundo”.

Las mismas fuentes señalan a España como una de las puertas de entrada a los mercados europeos, siguiendo así los pasos de otras del mismo origen como BYD, MG, Omoda y algunas más de menor relevancia. El volumen de matriculaciones de vehículos sin emisiones en el mercado nacional es inferior al de otros y tampoco el crecimiento disfruta del ritmo deseado. Pese a ello, los fabricantes chinos miran a este país como prioritario para su implantación en Europa, ¿cuáles son los motivos?

Condiciones favorables

Las marcas chinas ya presentes han explicado en varias ocasiones las razones por las que España es una plataforma ideal para el despliegue de sus operaciones en Europa. La primera y más evidente es su privilegiada ubicación logística, con suficientes puertos para el desembarco de sus vehículos. Y a ello hay que sumar una red de carreteras amplia y de calidad para que el transporte no se convierta en un quebradero de cabeza.

Los costes laborales, que se deben repercutir en el precio del producto, son también inferiores a los de otros países y facilitan el desarrollo de la red comercial y de postventa. Tanto es así que incluso el Grupo Chery ha decidido fabricar en la antigua planta de Nissan en Barcelona.

La dimensión del país se antoja igualmente ideal para tomarle el pulso al mercado: ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Una muestra de población y compradores suficiente para analizar el potencial del producto, además de obtener un volumen de ventas significativo, pero sin correr riesgos innecesarios en caso de que el proyecto no se desarrolle según las previsiones.

Por último, las marcas chinas consideran a España como un país más neutral y aperturistas que otros de su entorno. Con Seat como único sello de origen nacional, los españoles parecen poco reacios a la aceptación de nuevas propuestas, independiente de su origen. Algo menos factible, siempre según los responsables de las empresas chinas, en otros mercados con una implantación mucho más arraigada de sus propias empresas, como Francia, Alemania o Italia.

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