La DGT apuesta por retirar el carnet a los conductores con problemas de alcoholismo

La Dirección General de Tráfico (DGT), el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas trabajan en un proyecto para la retirada del permiso de conducir a aquellos conductores que presenten problemas de abuso de alcohol y sean reincidentes hasta que estén rehabilitados.

“Ya el reglamento de conductores dice que tener abuso o dependencia supone haber perdido las aptitudes psicofísicas exigidas para conducir”, ha apuntado Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT.

En este sentido, Gómez ha indicado que si en cualquier proceso de renovación del permiso de conducción se detecta una adicción al alcohol, no se debe renovar el carnet. “La cuestión está en introducir al problema un componente de salud pública”, ha explicado a Europa Press, al tiempo que ha afirmado que es “importante castigar”, pero a la vez añadir el enfoque “rehabilitador”.

Así, la idea es que en personas con una alta reincidencia y a las que la autoridad sanitaria detecte una adicción, se instará a la retirada del permiso condicionada. Es decir, si posteriormente se pasa por un proceso rehabilitador y se supera, el conductor puede recuperar el permiso.

Rebajar la tasa a 0,2 gramos

“Es un proyecto a medio y largo plazo porque hay que hacerlo con las comunidades autónomas”, ha apuntado el director del Observatorio. Además, ha precisado que el protocolo de los centros de reconocimiento de conductores tiene apartados específicos para detectar adicciones, pero son “pocos casos los que se detectan todavía” en estos centros. 

“Esto es ir un paso más allá”, ha subrayado Gómez tras participar en una jornada sobre alcohol y conducción organizada por la Fundación Mapfre. A su modo de ver, “la adicción al alcohol es una enfermedad que incapacita para conducir”, de acuerdo con la Comisión Europea y el reglamento español. Fuentes de la DGT han apuntado a que se trata de una iniciativa que “se lleva muchos años trabajando, porque es un tema complicado”.

El director del Observatorio ha defendido la necesidad de rebajar la tasa máxima de alcohol permitida a todos los conductores. Tráfico ya trabaja en situar el límite en 0,2 gramos por litro de sangre (0,1 miligramos en aire espirado), en línea con las recomendaciones del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte y con normativa de países punteros en seguridad vial como Noruega y Suecia. La tasa actual en España es de 0,5 gramos, y de 0,3 para conductores noveles y profesionales.

La única tasa segura

“No hay ninguna tasa de alcoholemia que sea más segura que 0,0. Incluso la primera copa ya deteriora nuestra capacidad de conducir. Dejemos de jugar con los límites porque lo que estamos haciendo es jugar con la vida”, ha subrayado en una mesa redonda el director de Seguridad Vial de la Fundación MAPFRE, Jesús Monclús.

El Centro Europeo de Monitorización de Drogas y Adicciones pone cifras a estas palabras. Una tasa de alcohol de 0,1 a 0,5 gramos por litro de sangre genera un riesgo hasta tres veces superior de sufrir un siniestro de tráfico, y este se eleva a entre 2 y 10 veces si la presencia de alcohol es de 0,5 a 0,8. Cuando hay entre 0,8 y 1,2 gramos de alcohol, las probabilidades son hasta 30 veces más altas. Por encima de 1,2, se multiplican incluso por 200.

Estas circunstancias no son raras en España. Según ha aportado Álvaro Gómez, un 4,5% de los automovilistas conduce tras haber consumido alcohol con una tasa mínima de 0,1 gramos. El dato corresponde a 2021, último año con información disponible, y es superior al de 2013 (4,2%), aunque inferior al de 2008 (6,6%). Ese indicador, en opinión de Gómez, influye en la “estabilización” de las cifras de siniestralidad vial en los últimos años en España.