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Nadie necesita un Porsche, ni tampoco un iPhone, porque hay otros coches y teléfonos que dan un servicio similar y cuestan mucho menos. Pero si el presupuesto acompaña, cualquier aficionado al automóvil o a la tecnología de comunicación encontrará argumentos sobrados para justificar su capricho. Es el caso del nuevo Macan, un todoterreno de tamaño medio y el tercer Porsche, tras los Cayenne y Panamera, que incluye más de dos plazas y ofrece el espacio necesario para poder cumplir como coche único familiar. Se ha desarrollado a partir del Audi Q5, pero recoge tantos cambios que cuesta encontrar similitudes entre ambos modelos: la carrocería, el interior y la mecánica son de Porsche, y el coche al completo desprende un aroma bien diferente, mucho más sólido y contundente. Saldrá a la venta en abril desde 63.153 euros (motor diésel), y todas las versiones vienen de serie con tracción 4×4 y cambio automático PDK de siete marchas.
El Macan presenta por fuera una arquitectura más baja y deportiva de lo normal, casi de cupé, que marca ya diferencias importantes con la mayoría de los todoterrenos. Y por dentro muestra una calidad de acabado impecable y los detalles habituales en la marca, como la llave de contacto a la izquierda del volante. Mide 4,68 metros de largo, unas dimensiones inferiores a las de su hermano mayor el Cayenne (4,85 metros) que facilitan la circulación urbana y el aparcamiento. Pero, a pesar de su menor tamaño, mantiene cinco plazas muy correctas, las traseras adecuadas para estaturas de hasta 1,85 metros, y un maletero de 500 litros. Pero frente al Q5 proporciona, eso sí, un habitáculo menos desahogado y un maletero con 40 litros menos, debido a su formato exterior más afilado.
Como todos los Porsche, el Macan ofrece una conducción impecable por el tacto de mandos y el comportamiento. Es el todoterreno medio más deportivo y sus aptitudes dinámicas superan incluso a las de muchos turismos, como se pudo comprobar en un circuito cerrado. Entre otros detalles, la dirección procede del 911 y la tracción 4×4 envía más potencia al eje trasero para reforzar la agilidad. Siempre será un poco más duro y sonoro que un Mercedes, por ejemplo, pero no descuida la comodidad y permite viajar mimando a los ocupantes.
La versión menos cara del Macan es el S Diesel 3.0 V6 (desde 63.153 euros), que rinde 258 CV y aparte de correr más que de sobra para cualquier uso, no suena a diésel y ofrece consumos contenidos: 6,1 litros de media oficial. La siguiente opción es el Macan S, con un 3.0 V6 biturbo de 340 CV (68.175 euros y 8,7 litros) que proporciona ya prestaciones estratosféricas. Y culmina la gama el Macan Turbo, con un 3.6 V6 biturbo de 400 CV (93.102 y 8,9 litros) que deja pequeñas hasta las autopistas alemanas sin limitación de velocidad, donde se desarrolló otra parte de la prueba.
Los motores, el cambio y la tracción son de Porsche, mientras que las suspensiones proceden del Q5, aunque tienen una puesta a punto más dinámica. Y se ofrecen además tres alternativas, la normal y dos opcionales: electrónica y hasta neumática. También se pueden montar frenos cerámicos y muchos otros componentes deportivos de alto rendimiento.
La mala noticia llega con el equipo de serie, que, aunque es completo en lo fundamental, exige pagar aparte sistemas elementales, como el bluetooth para el móvil, los sensores de aparcamiento o el control de velocidad.
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