Hay una herramienta que reduce los atascos, las paradas y arranques de los vehículos, los accidentes… Controla la velocidad de los conductores, pero no es un radar: son los tramos de velocidad variable y, ahora, llegan a una autopista española.
A principios de marzo, Núria Parlon, consejera de Interior, anunció que, debido al incremento de la siniestralidad en la AP-7, iban a desplegar toda una batalla de medidas para mejorar la seguridad.
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Una de ellas es un tramo de velocidad variable, que abarcará 150 kilómetros. Irá desde Maçanet de la Selva (Girona) y El Vendrell (Tarragona) y el objetivo es escalonar la circulación para mitigar las retenciones que se producen a partir de este punto negro entre Santa Perpetua y Barberà.
Ramon Lamiel, director del Servicio Catalán de Tráfico (SCT), ha explicado que se podría llegar a reducir la velocidad hasta los 60 km/h en algunos puntos. Para ello, contarán con la ayuda de algoritmos y de Inteligencia Artificial (IA) que valorarán, por ejemplo, qué tipos de vehículos están circulando.
Dos tipos de radares
Para gestionar este tramo de velocidad variable, se instalarán paneles y llegarán refuerzos: radares de tramo y los nuevos radares-remolque. De esta manera, podrán regular la velocidad en función de las condiciones viarias y meteorológicas: obligarán a los conductores a ir más lentos donde hay fluidez antes de llegar a las retenciones.
Así, la agitación al volante no provocará tantos accidentes. En muchos de ellos, ha habido dos factores determinantes. El primero de ellos es el exceso de velocidad, mientras que el segundo es el consumo de alcohol y drogas. Adicionalmente, usarán más cámaras para detectar si algún conductor está utilizando el teléfono móvil.

Carriles de salida más largos
El SCT está estudiando, por otro lado, la implantación de un sistema para ordenar y separar los flujos con carriles de salida más largos.
El objetivo sería dividir los carriles de la autopista en dos bloques: los conductores de los dos carriles de la izquierda serían los que seguirían por la autopista en dirección Tarragona y los de la derecha saldrían por la C-58 hacia el Vallès.
La división sería de unos 10 kilómetros y se podría mantener un carril compartido, pero manteniendo siempre dos libres, como mínimo, para seguir por la autopista hacia Tarragona. Finalmente, también se plantean instalar más paneles luminosos con mensajes más incisivos para recomendar a los conductores que tomen vías alternativas en caso de congestión.
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