La autonomía es uno de los principales caballos de batalla de los coches eléctricos, pero, una vez que los nuevos modelos se asientan en torno a unos aceptables 450 kilómetros de alcance, la cuestión que más preocupa atañe a los tiempos de recarga de estos vehículos.
Y es que, a día de hoy, los cero emisiones no pueden competir con los modelos de combustión tradicional: frente a dos o tres minutos para repostar un tanque de diésel con el que recorrer incluso más de mil kilómetros, ofrecen tiempos de recarga que se cuentan por horas.
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Pero poco a poco las marcas van consiguiendo reducir las diferencias, aunque sea lentamente. Las últimas en aportar una solución han sido Porsche y BMW que, gracias a una inversión de 7,8 millones de euros por parte del Ministerio Federal del Transporte, han desarrollado un nuevo sistema de carga ultrarrápida, el FastCharge.
De momento solo ha cristalizado en una estación que se encuentra en Gunzburgo, en Baviera, con una capacidad de salida de 450 kW. Esto supone una capacidad entre tres y nueve veces mayor que los actuales puntos de recarga rápida DC, lo que mejora sensiblemente la capacidad de recarga: en apenas tres minutos es capaz de rellenar la batería lo suficiente como para recorrer otros 100 kilómetros.
El sistema funciona con coches con sistemas de batería de 400 u 800 voltios, adaptándose en función del que se trate. Emplea el Sistema de Carga Combinado Combo 2 acorde al estándar europeo y mediante un único conector permite diversos tipos de carga.
Dado que se ha desarrollado con fondos públicos, este cargador es de uso gratuito y no solo lo pueden utilizar los poseedores de un Porsche o BMW: cualquier conductor cuyo eléctrico cumpla los parámetros técnicos antes mencionados puede hacer libre uso de él.
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