BMW tiene en la conducción, las sensaciones al volante, su principal leitmotiv. Pero el lema no siempre se ha trasladado a la realidad con el mismo acierto, y parece cada vez más diluido en los últimos modelos (salvo en los M, los más deportivos). Sin embargo, con el nuevo BMW Serie 3, la séptima entrega de su berlina media, el fabricante alemán parece decidido a detener el cambio y recuperar su espíritu original. Llegará a España en marzo de 2019 a partir de 43.700 euros (320d automático de 190 CV), aunque en verano saldrán versiones más accesibles (318d manual de 150 CV) que bajarán los precios hasta 36.800 euros.
El BMW Serie 3 saliente, el sexto, fue el primero de la saga en el que los criterios funcionales predominaron sobre los dinámicos, y así, era más grande y práctico, tenía suspensiones más cómodas y también mayor facilidad de manejo. En la transformación se ganó confort, pero se perdió parte de ese tacto ágil y diferenciador que le confería al coche una personalidad genuina. La séptima evolución que se acaba de presentar marca un giro completo, de vuelta a la deportividad. Y para lograrlo, aligera hasta 55 kilos, afina la aerodinámica y propone una dirección rápida y unas suspensiones innovadoras que, en conjunto, le devuelven la chispa dinámica.
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El diseño del nuevo modelo no presenta tantas modificaciones y mantiene un estilo similar, aunque el frontal tiene más fuerza y la silueta lateral, un poco más estilizada, recuerda ahora al Lexus IS. Por dentro, la berlina estrena la instrumentación digital y la pantalla del nuevo X5, que se irán aplicando en los futuros BMW, y también sus avances digitales, como la posibilidad de operar sobre el coche de forma remota (para localizarlo, activar el climatizador, comprobar el nivel del depósito…) y también de llevar la llave en el móvil y enviarla como si fuera un mensaje para prestar el coche a distancia.
Con 4,71 metros de largo, es ocho centímetros mayor que su predecesor. Y el estirón se aprecia en las plazas traseras, que acomodan a los altos con un poco más de holgura, pero no en el maletero, que es igual: 480 litros.
En marcha transmite firmeza, pero no resulta seco en los baches ni incómodo en general. El conductor percibe el coche en todo momento, y éste le obedece al instante, sin apenas balanceos, pero también sin nerviosismo. Es una conexión directa y forrada al mismo tiempo de seda, porque rueda con gran finura. Los amortiguadores resultan clave en su buena pisada, porque incluyen topes que limitan los movimientos de extensión y compresión, y permiten ganar precisión en las trazadas y reducir tanto las pérdidas de tracción como los rebotes en pisos ondulados.
En el lanzamiento, en marzo de 2019, se venderán tres versiones, todas 2.0 turbo de cuatro cilindros y automáticas de ocho marchas: 320d (190 CV, 4,7 litros de gasto medio oficial y 43.700 euros), 320d xDrive o 4×4 (4,8 litros y 46.300 euros) y 330i (258 CV, 6,1 litros y 47.250 euros).
En verano llegará la versión 318d, la única manual (150, 4,5 y 36.800), y las 320i (184 CV y 6 litros) y 330d, de momento la única con seis cilindros (265 CV y 5,2 litros). De estas dos últimas aún no hay tarifas, y tampoco de la M340i xDrive (374 CV y 4×4), la más deportiva hasta que salga el M3, y de la híbrida enchufable 330e, que rinde 292 CV, otorga 60 kilómetros de autonomía eléctrica y anuncia un consumo de 1,7 litros en los primeros 100 kilómetros recorridos.
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