Así consigue Dacia que sus coches duren millones de kilómetros

La marca rumana somete a sus modelos a duras pruebas de desgaste en su Centro Técnico de Titu, situado a 45 minutos al noreste de Bucarest.

Dacia
Dacia somete a sus vehículos a procesos de envejecimiento acelerados.

En una época en la que la obsolescencia programada manda, hacer las cosas para que duren es un valor añadido. El sector del automóvil es uno de los que mas concienciado está en este aspecto y de vez en cuando las marcas comparten cuáles son sus trucos para conseguir que sus coches aguanten el paso del tiempo.

En el caso de Dacia, la marca de bajo coste tiene fama por producir vehículos accesibles. Pero la firma busca, además, que sus compradores se hagan con un automóvil que aguante al máximo. La clave para conseguirlo está en su Centro Técnico de Titu, situado a 45 minutos al noreste de Bucarest, en Rumanía.

Es un complejo de gran tamaño, que ocupa 300 hectáreas y cuenta con zonas para llevar a cabo pruebas de todo tipo, desde pistas exteriores a laboratorios con funciones muy específicas. Todo ello permite crear experimentos de envejecimiento acelerado que simulan varios años de condiciones diversas en apenas unas semanas.

Uno de los agentes que más afecta al coche es el sol. El astro somete a todas las partes del vehículo a altas temperaturas, lo que provoca desgastes o pérdida de color en la pintura.

Los Dacia, a prueba de sol

Para simular su actuación, las piezas del coche pasan 3.000 horas en cámaras de rayos ultravioletas para comprobar cómo les afectan las radiaciones. Además, las condiciones de las cámaras varían hasta extremos de humedad y temperaturas que van desde los -40 a los 100 grados, lo que permite observar el rendimiento de los materiales en situaciones variadas.

Otro enemigo con el que tiene que lidiar un coche en el día a día son los arañazos. Prácticamente cualquier objeto puede causarlos, desde una llave a un zapato, así que el centro de Dacia dispone de una máquina que se encarga expresamente de esta tarea. El tornillo hace pasadas de ida y vuelta por todas las piezas, que deben mantener sus propiedades dejando los arañazos solo en la capa superficial. Los que no superan el test son descartados.

El cuidado de la carrocería

De hecho, los rayones también tiene una importancia clave en otra parte del vehículo: el exterior. La carrocería está protegida de los elementos por la pintura, pero ante un accidente o un roce la primera capa desaparece y el metal queda expuesto.

En esa situación, corre el peligro de sufrir corrosión y oxidación debido al agua. Para asegurarse de que esto no ocurra, Dacia emplea una cámara de corrosión acelerada en la que se ponen a prueba piezas de todo tipo: capó, portón, puertas o discos de freno, por ejemplo.

“De esta forma seremos capaces de garantizar la durabilidad de nuestras piezas metálicas en los ambientes más agresivos. Un factor vital en un país con miles de kilómetros de costa en donde se encuentran, además, algunas de las ciudades con más parque rodante”, sostiene Fernando Vara, director de Postventa y Calidad de Dacia Iberia.

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