El Veyron no es el coche más original del mundo, Bugatti lleva años viviendo de series limitadas y reediciones del modelo, pero lo que sí es, es el más rápido del planeta. Por eso es una delicia poder verlo en acción, y no nos referimos a cruzarte uno por la calle o en la autopista, nos referimos a verlo (y oírlo) a máximo rendimiento, que es donde se pueden comprobar todas sus bondades.
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