Autovías de pago: otra carga más para el automóvil

Las alternativas que se manejan para implementar el pago son dos: las viñetas de uso temporal y los lectores de matrícula, una solución más lenta y costosa.

Autovías de pago
Varios coches en un peaje de autopista.

Tras varios años apareciendo y esfumándose como los ojos del Guadiana, parece que el cobro por uso de las autovías va en serio. El Gobierno ya ha anunciado que prepara una fórmula de pago para implantarlo. Y así lo anunciaba Raquel Sánchez, ministra de Transportes, en un foro de la Cadena SER: “No tiene sentido que el mantenimiento se siga sufragando con los impuestos de todos”.

La justificación está en los gastos de conservación y en el déficit de mantenimiento acumulado, 7.500 millones de euros según la Asociación Española de la Carretera (AEC), favorable a la medida. 

Pero el simple anuncio desató opiniones enfrentadas. Como la del club automovilista RACE: “El pago por uso de las autovías es un problema para la seguridad vial, pero también para los bolsillos de los conductores, que ya contribuyen con unos 30.000 millones de euros anuales a las arcas del Estado con sus impuestos”. 

Esa es la recaudación por la compra de vehículos: 3.882 millones de euros entre IVA y matricu­lación, los carburantes, 17.945 por la tasa especial de hidrocarburos e IVA, y las demás: impuesto anual de circu­lación, transferencias, permisos de conducir… Y así lo confirma la memoria anual de Anfac, que recoge 25.645 millones de euros en 2020, el año de la pandemia, un 16,8% por debajo de los 30.808 millones de 2019, último ejercicio normal. El problema es que esos ingresos no tienen un uso finalista hacia quien los genera y cubren otras necesidades.  

Viñetas o peaje 

Las alternativas que se manejan para implementar el pago son dos. La más fácil y rápida serían las viñetas de uso temporal, ya sean mensuales, trimestrales o anuales, como hacen algunos países europeos, sobre todo con el tráfico pesado. Pero su carácter universal haría pagar igual a quienes más circulan y a los que apenas usan esporádicamente las infraestructuras, y entraría en contradicción con lo anunciado por el Gobierno.

La otra solución, más lenta y costosa, serían los lectores de matrículas en las vías de pago para que cada usuario abonara según los kilómetros recorridos. Los precios que se manejan varían desde 1 a 9 céntimos de euro por kilómetro, lo que supondría de 6 a 54 euros para un trayecto de Madrid a Barcelona. 

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