Las ciudades están siendo las últimas en desembarazarse de las secuelas que dejó la pandemia. Los ciudadanos se fueron liberando, poco a poco, de la obligación de las mascarillas, el gel hidroalcohólico o las restricciones horarias, por poner algunos ejemplos. Y por fin las urbes comienzan a recuperar la normalidad.
Barcelona es el último ejemplo de ello, al recuperar el aspecto que tenía antes de la covid. Así, los operarios del Ayuntamiento han terminado de eliminar las barreras, tanto de hormigón como de plástico, que se habían utilizado para ganar espacio a costa del tráfico.
Las terrazas que muchos centros urbanos posibilitaron ubicar en la calzada, con el fin de afrontar las graves consecuencias económicas debido a la ausencia de clientes en los interiores de los establecimientos, han dejado su lugar, de nuevo, a los aparcamientos y a la circulación.
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New Jersey y postes de plástico
La Ciudad Condal contaba con dos tipos de barreras en sus calzadas. Las New Jersey son un tipo valla, generalmente de hormigón, utilizadas como separador de flujos de tráfico. Tiene como principales ventajas una elevada resistencia al choque y la ocupación del espacio muy reducida.
Este tipo de barreras de seguridad también se fabrican en otro material como el plástico y que se pueden rellenar con agua o arena para dotarlas de mayor robustez. Por su parte, los postes de plástico o balizas eran el otro elemento que ayudaba a delimitar las zonas que se habían ganado a la calzada.
De color amarillo y franjas reflectantes, han molestado algo menos a los viandantes y conductores, ya que si se tenía la mala suerte de chocar o tropezar con ellas, no era como darse contra un muro de hormigón.
Más plazas de aparcamiento
La extinción de las terrazas pandémicas ha permitido que los conductores barceloneses recuperen plazas de aparcamiento. Una ciudad tan congestionada como la capital catalana sufrió con la pérdida de zonas para el estacionamiento de vehículos.
Ahora, gracias a la eliminación de estas barreras por toda la ciudad, los conductores ganan 5.800 plazas más de aparcamiento en la vía pública. Además de recuperar las zonas en las que se montaron las barreras de hormigón y postes, el ayuntamiento ha creado nuevos espacios. En total, 5.803 plazas nuevas, de las cuales 5.072 son para motos y las 731 restantes, para coches.
Barrios más beneficiados
Al centrar la vista en los vecindarios que más se han favorecido con las nuevas plazas de aparcamiento, El Eixample se alza con la primera posición con 1.489 plazas, entre ellas 1.339 de moto y 150 de coches. Le sigue el barrio de Sant Martí, que ha ganado 1.025 nuevas plazas: 772 de moto y 253 de coche. En el tercer escalón del podio se ubica Sants-Montjuïc con 786 plazas de moto y 24 plazas de coche.
En la otra parte de la tabla, y cerrando el escalafón de barrios, aparecen Ciutat Vella con únicamente 112 nuevos aparcamientos, de los cuales 92 plazas son para moto y 20 para coche, y Les Corts, con 204 plazas de moto y 58 de coche.
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