Simone Biles es una de las reinas indiscutibles de la gimnasia artística. Tras su retirada de la competición en los últimos Juegos Olímpicos en Tokio, poniendo de manifiesto la importancia de la salud mental en el deporte, ha vuelto a París con más fuerza que nunca.
Apoyada internacionalmente y con unas habilidades que rozan lo inhumano, en estos Juegos Olímpicos Biles se ha hecho con tres medallas de oro y una plata. Esta última es la demostración más clara de que la joven estadounidense también es humana, ya que se cayó en su coreografía de barra y fue penalizada.
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Simón Biles, campeona en bromas
Pero al margen de este error, que le podría pasar a cualquiera (aunque parezca a que Simone Biles no), hay otras muchas historias que prueban que esta joven de 27 años es, en su día a día, una persona normal a la que le gusta disfrutar de su familia, sus amigas y su marido. Y, por qué no, de una buena broma.
Conforme fue creciendo su fama, lo fueron también las historias que se publicaban sobre su vida, así como las entrevistas que iba concediendo. Esta suerte de confesiones han permitido descubrir partes de la personalidad de Biles que han quedado eclipsadas por su carácter deportivo y profesional.
“Mamá, me han puesto una multa”
Hace diez años, cuando Simone Biles tenía 17 y empezaba a conducir (en Estados Unidos los jóvenes se pueden poner al volante con 16 años), le gastó una broma a su madre que casi le cuesta poder coger el coche.
La víspera del día de los Santos Inocentes, que en EEUU es April Fools, el 1 de abril, Biles decidió gastar una broma a su madre. Le envió un mensaje de texto diciéndole que había recibido una multa de tráfico. Cuando su madre le preguntó si había sido de velocidad, ella respondió: “Sí, lo siento”.
Su madre se enfadó bastante y le amenazó con retirarle el coche durante un tiempo, ignorante de que no existía la mencionada multa por velocidad. Simone Biles compartió la broma en su perfil de Twitter, entre emoticonos de risas, dando así a conocer una parte de ella de la que poco se sabía hasta entonces.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.