Hay récords de velocidad de todo tipo, pero seguramente el Rimac Nevera haya conseguido uno de los más particulares de la historia: es el coche más rápido del mundo circulando marcha atrás.
Ésta relación, normalmente, es para llevar a cabo maniobras lentas como aparcamientos. Sin embargo, el modelo de Rimac, gracias a su naturaleza eléctrica, ha logrado alcanzar una velocidad con la que la mayoría de los coches ni siquiera pueden soñar en la dirección habitual: 275,74 km/h.
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Dado que no utiliza marchas al uso, si no que su sistema de propulsión está formado por cuatro motores independientes, uno por rueda, los 1.914 CV de potencia que estos desarrollan se pueden utilizar para ir en cualquiera de las dos direcciones.
El único impedimento para hacer que marcha atrás vaya tan rápido como hacia adelante se encuentra en el factor humano, puesto que no es nada sencillo alcanzar dichas velocidades en el sentido contrario al habitual.
De conseguir el hito se encargó Goran Drndak, quien explica que “durante la carrera, definitivamente tomó algo de tiempo acostumbrarse. Estás mirando hacia atrás viendo el paisaje alejarse cada vez más rápido, sintiendo tu cuello tirado hacia adelante en casi la misma sensación que normalmente tendrías al frenar con fuerza”.

Para lograr el récord se puso a los mandos de uno de los Rimac Nevera Time Attack Edition, de los que solo se han fabricado 12 unidades para todo el mundo.
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