Existen varios tipos de cadenas de nieve para el coche y en el mercado las opciones son muchísimas. Hay distintas marcas, materiales y precios; algunas alternativas son asequibles y otras mucho más costosas.
Por eso, EL MOTOR repasa las distintas alternativas, con los inconvenientes, los beneficios y los precios de algunos productos disponibles en Amazon.
Tipos de cadenas de nieve: metálicas
Son las cadenas para la nieve de toda la vida, las que dan nombre al invento, porque, literalmente, son unas cadenas que envuelven la rueda del coche. Son las más difíciles de montar y ese es su principal inconveniente. Conviene practicar en seco para tener hábito cuando llegue el temporal, y siempre con guantes para proteger las manos del frío.
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¿Cómo instalarlas?
Tras comprobar que las cadenas no están enredadas, el primer paso es desabrochar el aro rígido y, a continuación, introducir un extremo por detrás de la rueda. Después, se toman los dos extremos y se comprueba que la cadena no ha quedado aprisionada por la rueda. Seguidamente, hay que cerrar el aro interior por encima de la rueda y asegurarse de que queda centrado por detrás del neumático.
El último paso es cerrar el anillo exterior, centrar el conjunto de la cadena sobre la zona de rodadura y los flancos del neumático y apretar bien el tensor. Por último, se debe enganchar el sobrante de la cadena para que no quede colgando.
Las cadenas más seguras
A pesar del engorro de la colocación de este tipo de cadenas, la parte positiva es que son las más seguras y también las más duraderas. Suele haber dos diseños, transversales y de rombos, y su precio es asequible, entre 20 y 30 euros la pareja.
Cadenas de tela
Son quizás las más populares, pues ocupan poco espacio, son fáciles de montar y no excesivamente caras.
La Policía Local de @Toro_Ayto nos enseña a colocar las cadenas textiles dentro del Taller de Colocación de Cadenas organizado por la Jefatura de Tráfico de #Zamora en la localidad de #Toro junto con la AT @guardiacivil .
Anticípate a la ❄️ #EducaVial pic.twitter.com/v7GbMUxJUu— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) February 9, 2022
En su contra tienen que no están pensadas para distancias muy largas y que se deterioran con más facilidad que las metálicas. Se deben lavar después de cada uso y acertar con la talla exacta. Apenas interfieren en la conducción y se pueden encontrar a partir de 30 euros.
Cadenas compuestas
Las llamadas cadenas compuestas son en esencia como las anteriores, pero la funda no es de tela, sino de una red de cables de plástico revestidos de material textil. El resultado es un tipo de cadenas para la nieve algo más resistente y también un poco más caro (entre 50 y 95 euros). El montaje es similar, pero exige una mayor tensión para ajustarlo al neumático.
También existen otras soluciones híbridas, como las cadenas que se montan por piezas, ya estén compuestas efectivamente por cadenas o por piezas plásticas (generalmente de TPU, poliuretano termoplástico).
Se trata de tres o cuatro piezas de una anchura determinada que se sitúan sobre la goma y se enganchan con bridas o cinchas a través de la llanta. No sirven, por esa razón, para ruedas con tapacubos. Cuestan entre 50 y 70 euros.
Cadenas semiautomáticas
También conocidas como spikes-spider, se componen de una parte fija que va siempre anclada a la llanta y de una parte desmontable que se ajusta con un simple clic. Su gran ventaja es la facilidad de montaje, pero tiene dos cosas en contra: el mucho espacio que ocupan en el maletero y sobre todo el precio.
Cuestan entre 200 y 600 euros, casi 10 veces más que cualquier otro modelo. Se suelen utilizar en lugares donde la nieve es muy frecuente y su uso es poco menos que diario durante el invierno.
Cadena de nieve en espray
El espray es la solución más económica y rápida, pero también la menos fiable. Sirve para salir de un apuro si el temporal es débil o para circunstancias muy concretas, como sacar el vehículo de un garaje con la rampa helada, pero no evitarían una multa en la carretera. Las también llamadas cadenas líquidas consisten en un espray que se rocía sobre las ruedas motrices y se deja actuar unos minutos.
Nos permite circular unos kilómetros mientras el líquido aplicado se mantiene en el neumático, pero luego hay que volver a recargarlo. Es solo una solución puntual para casos muy apurados. Su precio ronda los siete euros.
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