Según datos de la Dirección General de Consumo (DGC), el sector del motor ocupa el quinto lugar en el ranking anual de quejas por presuntas malas prácticas. En concreto, los talleres mecánicos concentran un volumen significativo de reclamaciones, entre las cuales algunas se repiten con mayor frecuencia.
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La empresa Invarat, especializada en peritación, valoración y gestión de siniestros, ha elaborado un informe en el que identifica las tres principales causas que originan la mayoría de las reclamaciones en este ámbito: reparaciones no autorizadas, presupuestos inflados y servicios que no se ajustan a las necesidades del cliente.
Falta de consentimiento
En determinados talleres, se realizan intervenciones sin el consentimiento previo del propietario del vehículo, alegando que se trataba de una situación urgente. Es fundamental que el cliente tenga presente que toda actuación requiere su autorización expresa: el mecánico no puede proceder de manera unilateral.

Ante este tipo de situaciones, además de presentar la correspondiente reclamación, el consumidor tiene derecho a negarse a abonar el importe del servicio. El taller no puede exigir el pago de una intervención que no ha sido previamente aprobada por el titular del vehículo. Asimismo, se recomienda solicitar una peritación antes de retirar el coche del establecimiento.
Más horas extra
Cada intervención mecánica implica un tiempo determinado de trabajo, y los talleres suelen facturar por horas. Sin embargo, en algunos casos se detectan prácticas abusivas que consisten en prolongar innecesariamente la duración de la reparación. Para evitarlo, es aconsejable que el conductor solicite una estimación de tiempo mínima y máxima antes de autorizar el servicio.

El significado de los testigos
Cuando se enciende un testigo en el cuadro de instrumentos, el conductor puede desconocer su significado. La activación de estos indicadores no implica necesariamente una avería grave, ya que en ocasiones se trata de advertencias menores o simples avisos.
Algunos talleres se aprovechan de este desconocimiento para convencer al cliente de la necesidad urgente de una reparación que, en realidad, podría no ser prioritaria. Por ello, resulta prudente solicitar varios presupuestos antes de tomar una decisión.
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