Parece una historia de ficción, pero es totalmente realidad. Y no, tampoco ha sucedido en el periodo de la Guerra Fría y el auge de los servicios de inteligencia, si no que todo empezó el pasado 2022.
Los protagonistas son Corea del Norte, un espía y un fabricante de automóviles que peores problemas que un infiltrado en su fábrica. Se trata de Fisker, la compañía estadounidense de vehículos eléctricos que se declaró oficialmente en bancarrota este verano.
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El lector se planteará si este espía norcoreano entró en Fisker para investigar cómo fabrican coches eléctricos y replicar su tecnología en Corea del Norte. Es la explicación más sencilla de concluir tras un primer vistazo a la historia.
Pero la realidad es mucho más complicada. Este espía, que se hizo pasar por un trabajador en tecnología estadounidense, es uno de los muchos que se han introducido en diferentes empresas norteamericanas en favor del gobierno de Kim Jong-un. Las investigaciones han desvelado que hay cientos de compañías en EE UU víctimas de esta red de espionaje.
En verdad, más que de espionaje, se trata de una compleja red que utiliza Corea del Norte para lavar dinero. Más bien, para conseguir dinero con el que financiar sus programas balísticos y de misiles. Así lo ha explicado el periódico danés Ingeniøren.
Los documentos del departamento de Justicia de los Estados Unidos han confirmado que varios trabajadores en remoto contratados por los departamentos tecnológicos de varias empresas estadounidenses habían falsificado su identidad y estaban trabajando a favor del gobierno norcoreano.
Suplantación de identidad y chantaje empresarial
El trabajador de Fisker se llamaba Kou Thao y había facilitado un domicilio falso en Arizona que, en realidad, pertenecía a una mujer llamada Christina Chapman, que estaba implicada en esta red y ya ha sido procesada. Los documentos hablan de casi una veintena de agentes de Corea del Norte que habrían robado hasta 60 identidades para conseguir trabajos en Estados Unidos.
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¿Cómo esta red de trabajadores infiltrados se convierte en un programa de financiación para el desarrollo de misiles en Corea del Norte? Estos espías se dedicaban a robar, gracias a sus credenciales como personas contratadas, datos e información sensible de las emrpesas. Después, los utilizaban para chantajearles, exigiendo pagos de ciertos de miles de euros. Los documentos del departamento de Justicia hablan que solo en concepto de sueldo a estos trabajadores, se habrían conseguido casi siete millones de dólares, sin contar con lo obtenido a través de los chantajes.
Todo el caso está ya en manos del FBI, aunque en 2023 el CEO de Fisker confirmó no haber percibido ningún tipo de amenaza o de brechas en sus sistemas de seguridad. Como lo ha definido el departamento de Justicia, se trata del caso más grande que involucra este tipo de esquema y de funcionamiento con puestos departamentos de tecnología.
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