Es el familiar de tamaño medio más interesante de la marca alemana. El X1 no sólo mejora la oferta de su hermano mayor, el X3, sino que resulta también más recomendable que un Serie 3 Touring o familiar. Recoge el planteamiento deportivo de la marca alemana y se desmarca de la competencia (Audi Q5, Mercedes GLK, Land Rover Freelander 2, Volvo XC60) por su estilizada imagen, bajo consumo y eficaz comportamiento. Ya se vende desde 29.700 euros con tracción trasera (4 – 2) y desde 31.700 con 4 – 4 (2.0d de 143 CV). A igualdad de motor cuesta 5.000 euros menos que un Serie 3 Touring y hasta 7.000 menos que un X3.
Con una longitud de 4,45 metros, el X1 es sólo 12 centímetros más corto que el X3, que en su próxima entrega crecerá en tamaño para distanciarse más de su hermano pequeño. La imagen es uno de sus puntos fuertes, porque muestra una de las estampas más bajas y afiladas entre los todoterreno. Así, su arquitectura está más cercana a la de un Serie 3 ranchera que a la del X3, un detalle que afina su aerodinámica (CX: 0,32) y contribuye a reducir los consumos. El frontal, similar al de la berlina Serie 7, recoge la última evolución del rostro de BMW y destaca por su poderío. Y el interior también convence, con una presentación moderna, buenos acabados y soluciones prácticas interesantes. La habitabilidad es correcta para el uso familiar, aunque por dentro resulta menos desahogado que la mayoría de sus competidores. Las plazas delanteras son amplias, las traseras suficientes y cómodas para estaturas medias, y añade un maletero de 420 litros. La fila posterior incorpora detalles muy útiles, como el respaldo dividido en tres partes, en vez de las dos habituales, que permite abatir la zona central (para llevar esquís, por ejemplo) y mantener dos cómodas plazas a los lados.
A pesar de su denominación X1, que parece emparentarlo con la Serie 1, la base mecánica procede de la Serie 3, aunque con unas suspensiones elevadas para poder circular fuera del asfalto. De momento se ofrecen cuatro motores, tres 2.0d turbodiésel (143, 177 y 204 CV) y un 3.0 de gasolina (258 CV) con cambio automático de seis marchas. Los turbodiésel son, por su sorprendente consumo, los más recomendables: el de 143 CV gasta 5,2 litros con tracción 4 – 2, y 5,7 con 4 – 4; y el de 177 CV sube a 5,3 y 5,8 litros, respectivamente. Ambos llevan cambio manual de seis marchas y sistema Start&Stop (el motor se cala en semáforos, atascos…), pero el último permite montar también un automático (2.335 euros más). En cambio, el diésel de 204 CV sólo se vende con caja automática y tracción 4 – 4, y consume 6,3 litros. Estas cifras convierten al X1 en el todoterreno más eficiente del mercado.
Por lo demás, el puesto de conducción ajusta como un guante y al conducirlo se muestra ágil y transmite consistencia. Tiene una dirección rápida y afronta las curvas sin apenas balancear, acercando su dinamismo al de los turismos más estables de su tamaño. Sólo las suspensiones, más enérgicas de lo deseable, limitan el confort de rodadura, sobre todo en pisos bacheados.
El equipamiento de serie incluye todo lo fundamental: control de estabilidad, seis airbags, climatizador, llantas de aleación… Pero hay elementos como el volante multifunción, el puerto USB o el sensor de lluvia, de serie ya en muchos coches populares, que en el X1 se pagan aparte.
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