Cuando Forbes publicó, a principios de agosto, la lista de las 10 personas más ricas del mundo, Larry Ellison ocupaba el cuarto lugar. La fortuna del cofundador Oracle, valorada en 141.000 millones de dólares (126.250 millones de euros, según el cambio actual), le ha permitido comprar una isla, pero no estar por encima de la ley.
Lanai es una isla ubicada en Hawái y es propiedad de Larry Ellison, que posee el 98% de la misma: una pequeña parte es pública. Si fuera dueño de todo el territorio, la policía no podría patrullar e interponer sanciones… como la suya.
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El medio local Hawaii News Now ha publicado un vídeo en el que aparece el Corvette C8 naranja de Larry Ellison circulando por Manele Road. En ese momento los relojes marcaban las 18:36 horas: fue entonces cuando un agente de tráfico le dio el alto.
¿La razón? El multimillonario se saltó una señal de stop, circulaba por encima de los límites de velocidad y lo hacía sin portar el carnet de conducir. Tres infracciones sancionables por las autoridades de la isla y que Larry Ellison no impugnó, según explicó el agente.
Lo cierto es que en el vídeo se puede escuchar la conversación entre el propietario de la isla y el policía. Ambos fueron respetuosos y amables durante la detención que tuvo lugar el pasado mes de octubre: ha sido ahora cuando el citado medio ha obtenido las imágenes procedentes de la cámara de tráfico.
Larry Ellison y su isla de Hawái
Larry Ellison no se ha pronunciado sobre el incidente, pero sí lo ha hecho uno de los políticos de la isla: Gabe Johnson. Ha explicado que esta fue una de las situaciones incómodas que el multimillonario protagonizó en 2023.
Unas semanas antes de cometer tres infracciones al mismo tiempo, la empresa de Larry Ellison fue acusada de cerrar una puerta que bloqueaba el acceso local a la playa Hulopoe Park que está ubicada cerca de su resort: el Four Seasons Lanai.
Durante 12 días, la puerta permaneció cerrada hasta que los residentes exigieron que se abriera. La ley estatal exige que se proporcione un acceso a la playa sin importar quién sea el propietario del terreno. Y es que ser la quinta persona más rica del mundo no significa estar por encima de la ley.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.