“They see me rollin’, they hatin’”, cuando uno piensa en grandes SUV de lujo como el Cadillac Escalade o Lincoln Navigator la canción de Chamillionare parece la banda sonora más apropiada: enormes, con potentes motores y espacio suficiente para llevar a toda la crew.
Sin embargo la competición no ha estado igualada, porque mientras que Cadillac ha ido actualizando su todocamino, el Navigator llevaba siete años sin lucir ningún cambio. Hasta ahora.
Por fin Ford se ha decidido a poner al día su SUV pero, aunque después de tanto tiempo lo lógico sería pensar en una nueva generación, lo que han hecho ha sido un básicamente un facelift acompañado de cambios en el interior y de un nuevo motor.
Con su imagen prácticamente inalterada, todas las novedades se encuentran en el frontal, donde la antigua parrilla de celdas deja lugar a una nueva divida en dos partes y cruzada por travesaños cromados, y los grupos ópticos cuentan con tecnología LED, igual que las luces diurnas del paragolpes.
El interior ha necesitado más trabajo para ponerse al día (siete años para un habitáculo son demasiados), así que Lincoln ha decidido instalar una consola con pantalla LCD, una instrumentación totalmente digital y el sistema MyLincoln Touch; con diversas opciones como el avisador de ángulo muerto o el ‘Reserve Package’ que tapiza todo el piel y añade superficies de madera.
Para completar la modernización del Navigator, se dice adiós al motor V8 5.4 atmosférico de 310 CV y 582 Nm de par para sustituirlo por un Ecoboost V6 3.5 de 375 CV y 582 Nm asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades y combinable con propulsión trasera o tracción integral.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.