Tras el lanzamiento de casi cada uno de sus modelos, BMW no tarda mucho en presentar su respectiva colección de Performance Parts. Estos añadidos potencian su deportividad desde un punto de vista estético y mecánico, y ahora es la nueva generación del BMW X5 la que recibe este tratamiento.
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La fibra de carbono es uno de los principales protagonistas en el exterior, dando forma a muchos de los accesorios, que en esta ocasión tienen un acabado en negro brillante más discreto. La lista es bastante completa e incluye las entradas de aire del frontal, las molduras de los laterales, las carcasas de los retrovisores y el difusor trasero, entre otros.
Las mejoras estéticas también llegan al habitáculo, tanto al volante (que está forrado en cuero y Alcántara) como a las levas, y a ello se suman otros detalles como los pedales de acero inoxidable o las alfombrillas específicas con costuras de contraste.
Volviendo al exterior, se suman dos nuevas llantas, unas de 20 pulgadas envueltas en neumáticos todoterreno (algo no muy habitual en un modelo como el BMW X5) y otras más grandes, de 22 pulgadas de diámetro, que se combinan con unos neumáticos de carretera de alto rendimiento.
Tras ellas se puede ver el sistema de frenos mejorado que además reduce su peso. Utiliza pinzas de aluminio de cuatro pistones y como opción se pueden montar discos ventilados y perforados de mayor tamaño.
En cuanto al equipamiento tecnológico, se puede añadir el M Performance Drive Analyser que, básicamente, instala un sistema de telemetría en el BMW X5 y permite analizar tiempos de vuelta, rendimiento, etc.
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