El Rolls-Royce Ghost se actualiza, pero mantiene su motor V12 de casi 600 CV

La berlina de acceso de la marca de lujo retoca su imagen y recibe mejoras en su versión Black Badge de corte deportivo.

Rolls-Royce Ghost

Los retoques visuales del Rolls-Royce Ghost saltan a la vista.

Incluso las marcas de lujo tienen sus modelos de acceso, aunque normalmente suelen ser mucho más caros que los coches tope de gama de otros fabricantes. En el caso de Rolls-Royce, es el Ghost el que ocupa dicha posición y ahora recibe una puesta al día que trae consigo ligeros retoques.

A nivel de diseño, ahora luce un frontal que busca diferenciarse más de sus hermanos, el Cullinan y el Phantom. La parrilla aumenta su tamaño, con un marco cromado más voluminoso en la parte superior; está custodiada por dos faros LED más estrechos con luz diurna en forma de ‘L’ y en el paragolpes una entrada de aire se extiende de extremo a extremo.

El habitáculo se mantiene prácticamente inalterado, con un salpicadero continuado que integra el cuadro de instrumentos digital y la pantalla central, una consola que conserva los controles físicos y tiene el lujo por bandera: materiales de primera calidad, sistema de sonido premium con 18 altavoces, etc.

Además, con es habitual en la gama, sigue estando disponible la versión de carrocería extendida, que es todavía más lujosa. Añade 170 milímetros adicionales de espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas traseras y puede incorporar una nevera que cuenta con dos zonas diferenciadas para poder establecer temperaturas distintas.

Su mecánica se mantiene inalterada

Aunque rivales directos han optado por abandonar los motores de alta cilindrada y apostar por sistemas de propulsión híbridas enchufables, como es el caso de Bentley, el Rolls-Royce Ghost se mantiene fiel a su característica mecánica.

Esto significa que bajo su largo capó cuenta con un bloque 6.75 V12 con doble turbo, que desarrolla una potencia de 571 CV y un par máximo de 850 Nm. Se asocia con una caja de cambios automática de ocho marchas y con un sistema de tracción trasera para acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h.

Además, en la variante Black Badge el propulsor recibe un aumento de rendimiento, desarrollando 29 CV extra y 50 Nm adicionales, para conseguir 600 CV y 900 Nm en total.

No es la única mejora que presenta, pues también luce una imagen específica con llantas de 22 pulgadas, elementos exteriores oscurecidos y dispone de una suspensión más deportiva y rebajada.

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