Crece el museo de Fernando Alonso en Oviedo. A su ya impresionante colección de coches de competición que ha utilizado a lo largo de su trayectoria deportiva, se suma ahora el Toyota Hilux que pilotó en la edición 2020 del Dakar. Fue la de su estreno en esta especialidad, concluyó en la decimotercera posición absoluta y se erigió como el mejor debutante sobre cuatro ruedas, rendimiento que deja la puerta abierta a un más que probable retorno en el futuro a la prueba desértica por excelencia.
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Toyota ha cedido exactamente la unidad con la que compitieron Alonso y su copiloto, Marc Coma, para exponerla junto al resto de monoplazas utilizados por el asturiano a lo largo de su vida. Entre ellos se encuentra también el Toyota T500 Hybrid con el que se proclamó campeón mundial de resistencia en 2020 y ganó en dos ocasiones las legendarias 24 Horas de Le Mans.
Las instalaciones de Llanera, a pocos kilómetros de Oviedo, se están ampliando para dar cabida a la muestra de vehículos del bicampeón mundial de Fórmula 1. Alonso reconoce que los monoplazas de la categoría reina son “el corazón del museo”, pero sin restar trascendencia al resto de los coches: “Tanto los prototipos como los de Le Mans y Daytona y este del Dakar es lo que añade un poco de salsa para la gente, que puede venir y ver un poco todas las disciplinas del automovilismo, que han sido parte de mi historia en los últimos años”.
Solo el nombre
El todoterreno preparado por Gazoo Racing, el departamento de competición de Toyota, para las raids toma el nombre comercial del pick-up de la marca, aunque poco más tienen que ver entre sí.
El Hilux de serie es un vehículo destinado a labores profesionales o al ocio, disponible en tres tipos de carrocería (cabina simple, doble o extra), disponible en cinco niveles de acabados y equipamiento y actualizado el pasado año para mantener su aceptación en el mercado.
Su versión más potente utiliza un motor turbodiésel de 2,8 litros que entrega 204 CV (también existe una variante básica con propulsor 2.4 y 150 CV).
El cambio puede ser manual de seis relaciones o automático con las mismas marchas, siempre con tracción total y unas destacables aptitudes fuera del asfalto. Los precios de la gama oscilan entre 33.040 euros y 51.776 euros.
Una bestia del desierto
El Hilux Gazoo Racing ha sido diseñado y preparado para soportar las mayores exigencias en competición. Pertenece a la categoría T1, los prototipos más preparados, con componentes específicos en suspensiones, frenos, embrague y cambio.
Pesa lo mínimo permitido por el reglamento (1.850 kilos) y de moverlos se encarga un propulsor V8 de gasolina, con cinco litros de cubicaje y 325 CV de rendimiento. Su cambio es secuencial de seis marchas, con diferenciales de deslizamiento limitado delantero, central y trasero.
En cuanto a sus dimensiones, el Gazoo es más compacto que el Hilux de calle: algo más corto aunque también más ancho, con una altura similar, menor distancia entre ejes y una superior altura libre al suelo. El depósito de gasolina tiene capacidad para 520 litros, necesarios para garantizar la autonomía en las maratonianas etapas desérticas y al ritmo elevado que es capaz de imprimir un piloto del talento de Fernando Alonso.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.