Gracias al cine, casi todo el mundo tiene una idea clara de cómo es el coche de policía estadounidense típico: un sedán blanco y negro que, para más señas, es un Ford Crown Victoria. A pesar de ello es solo uno de los muchos vehículos que la marca americana desarrolla para tal cometido: también están disponibles el Interceptor o, recién llegado, el Ford F-150 Police Responder.
Sí, se trata de una variante creada especialmente para persecuciones desarrollada sobre uno de los modelos más populares de América. Y dado que va a tener que hacer frente a una ardua tarea, la marca del óvalo ha optado por utilizar como base su versión más embrutecida, la SuperCrew, que ofrece más espacio interior, más capacidad de carga y más capacidad de remolque (hasta 3.175 kilos).
Además, ha sido puesta a punto a propósito. Aparte de que luce el blanco/negro en la carrocería, monta una enorme defensa delantera (que le permitirá embestir a cualquiera sin temer por su integridad) y cuenta con protecciones inferiores, llantas de 18 pulgadas embutidas en neumáticos todoterreno y un sistema de frenos de alto rendimiento.
Esto último será especialmente útil cuando el agente al volante esté sacando el máximo partido al motor 3.5 V6 EcoBoost, que desarrolla 375 CV y 636 Nm de par máximo, y que hace que el Ford F-150 Police Responder se lance hasta 160 km/h.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.