¿Puede un kei-car ser atractivo, divertido de conducir y tener suficientes argumentos para que queramos verlo en mercados más allá del nipón? Si, se llama Honda S660 y aunque rezamos por verlo comercializado en nuestro país, es algo que desgraciadamente no va a pasar.
Hay que admitir que, acostumbrados a sus diseños cuadrados y anodinos, cuesta admitir que el S660 sea un kei-car, pero lo es y, como tal, está sometido a la legislación que regula este tipo de vehículos. ¿Qué significa eso? Que su motor, situado en posición central, no puede tener una cilindrada mayor a 660 cc. y que su potencia no excede los 64 CV reglamentarios. El bloque va asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones (una novedad en el segmento) y de manera opcional una CVT de siete marchas con levas en el volante y modo Sport. La tracción es trasera.
A pesar de confirmar todos estos datos, Honda no ha revelado sus prestaciones. Sin embargo, parece que será un coche divertido de conducir. ¿Por qué? En primer lugar, pesa solo 830 kg que se reparten entre ambos ejes en una proporción de 45-55; en segundo, su centro de gravedad es muy bajo; en tercero, estrena el Agile Handing Assist, un sistema que mejora la dirección y los giros empleando los frenos.
Está claro que una potencia de 64 CV quizá sea un poco escasa, pero para suplirla el motor cuenta con un turbo para mejorar su respuesta desde un régimen de revoluciones bajo. Además, los que crean que no sonará como un ‘deportivo de verdad’, Honda ha recurrido a trucar los escapes para potenciar su sonido.
Por último, acompañando su lanzamiento al mercado (se pone a la venta el dos de abril), la marca comercializará una edición especial denominada S660 Concept, de la que solo se pondrán a la venta 660 unidades. Esta serie incluye detalles como pintura de carrocería que repele el agua, retrovisores bitono, capota en granate, escape específico y detalles interiores distintivos.
Su precio base es de 1.980.000 yenes, lo que al cambio son unos 15.000 euros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.