Los coches de Snoop Dogg, el inesperado protagonista de los Juegos Olímpicos

El rapero estadounidense ha sido una de las figuras más virales de París 2024, esta es su relación con el mundo del automóvil.

Coches Snoop Dogg
Snoop Dogg en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Terminados los Juegos Olímpicos de París 2024, la cita ha dejado una enorme cantidad de momentos memorables. Sin embargo, una de las personalidades más virales del evento ha sido una inesperada: Snoop Dogg.

El rapero estadounidense se ha convertido en una de las caras más visibles de las olimpiadas y ha estado en la capital francesa durante toda la competición, ejerciendo roles de todo tipo: desde maestro de ceremonias en la final de break dance, a público en multitud de partidos, por no mencionar las ocasiones en las que ha practicado alguna de las disciplinas olímpicas.

Su presencia, además, sirvió de enlace con los siguientes Juegos Olímpicos, que se celebrarán en 2028 en Los Ángeles, de donde es oriundo.

De hecho, esa procedencia tiene un papel capital en su gusto por los automóviles, puesto que, entre ello y su presencia en el mundo del hiphop, el rapero está muy metido en la cultura de los ‘low riders’, coches clásicos estadounidenses que se modifican con suspensión neumática para que puedan dar saltos y bailar.

Los coches de Snoop Dog

En su colección hay un amplio número de modelos, todos con una importante ración de tuning para adaptarlos a los gustos del artista. Entre los que ha mostrado a lo largo de los años se encuentran un Cadillac Coupe de Ville, un Buick Riviera o varios Cadillac de Ville con distintas personalizaciones.

De hecho, incluso la predilección por este tipo de coches la manifestó en el regalo que le hizo a Kobe Bryant cuando se retiró de la NBA, un Pontiac Parisienne personalizado con los colores de Los Ángeles Lakers y con motivos de la carrera de la ‘Mamba Negra’:

Saliendo de los clásicos americanos, se le ha visto a los mandos de un Tesla Model X o de un rareza como el Polaris Slingshot.

Un caso curioso es el del Chrysler 300C que tuvo. No porque estuviera personalizado con llantas cromadas, tuviera rebajada la suspensión y luciera otras tantas modificaciones, sino que fue parte del pago que recibió por ser imagen de la marca en los años 2000, de una manera similar a lo que ha hecho con los Juegos Olímpicos de París 2024. Como ha ocurrido ahora, el movimiento fue un éxito, porque dio mucha visibilidad al fabricante y sus ventas subieron.

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