“Los primeros coches eléctricos del mercado se diseñaron con estéticas muy futuristas, en algunos casos casi extraterrestres, muy desconectadas del ser humano. Supongo que el objetivo era hacer entender al público que aquellos vehículos tenían un motor eléctrico. Pero a medida que estas motorizaciones se han hecho más habituales, ya no necesitamos esa clase de diseño. Por eso, en el Mazda MX-30 hemos expresado la siguiente fase de nuestro lenguaje Kodo de una manera más funcional, sin resaltar el carácter novedoso del motor eléctrico, sino el valor que el coche en su conjunto aporta al cliente”.
Así resume Jo Stenuit, director de diseño de Mazda Europe, las particularidades que presentaban los primeros vehículos eléctricos y cómo afronta la marca japonesa el desafío de encontrar una apariencia adecuada para estos modelos y de integrarlos también en la imagen de familia del resto de la gama.
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El diseño y la tecnología están directamente relacionados y, cuando aparece una nueva solución técnica rupturista, la estética del producto en cuestión suele variar en paralelo. Los teléfonos móviles, por ejemplo, tenían teclado, pero ahora ese espacio se dedica a la pantalla, que como es táctil permite eliminar los botones físicos y ganar capacidad visual. Y lo mismo puede aplicarse a los coches eléctricos frente a los de combustión, porque, entre otras cosas, no necesitan una parrilla frontal para refrigerar el motor ni un tubo de escape para expulsar los gases.
Además, bajo la carrocería, sus motores son más compactos y tampoco llevan acoplada una caja de cambios, liberando así espacio en el frontal, y al carecer de línea de escape ya no hay que habilitar un túnel en los bajos del coche que recorra toda la longitud desde el frontal hasta la zaga. El resultado: una mayor libertad de diseño y también una mayor habitabilidad, porque los interiores de los vehículos eléctricos son más amplios a igualdad de tamaño exterior.
Ante este lienzo casi en blanco, Mazda ha tomado su propio camino para interpretar su primer automóvil eléctrico, el MX-30, un SUV de formato cupé que reúne el lenguaje Kodo de la marca, un toque puro y minimalista, y el estilo Humano Moderno. El lenguaje estético Kodo se aprecia en los lanzamientos recientes de Mazda, como el familiar compacto Mazda 3, que estrena la última evolución de este patrón de diseño, centrado en la pureza de formas y en la supresión de lo superfluo.
A diferencia de la mayoría de modelos, que están repletos de pliegues, nervaduras y otras supuestas marcas de carácter, propone una carrocería de superficies limpias y juega además con la luz, porque según la incidencia solar, refleja el entorno exterior o hace que el coche gane cuerpo y volumen, creando un efecto simple, pero realmente magnético.
Dicha filosofía está presente en el MX-30, aunque llevada a un nuevo nivel que se adentra en el minimalismo y busca transmitir la belleza de un cuerpo sólido. Es algo que queda patente desde todos los ángulos, pero sobre todo en el frontal, seguramente la zona en la que más difiere de sus hermanos.
Dada la ausencia de un motor térmico y, por ende, la menor necesidad de refrigeración, no es necesaria la presencia de la característica gran parrilla en forma de ala, que se ha reemplazado por una mucho más fina, en la que todo el protagonismo recae en el logo de la compañía y que integra en sus extremos unos grupos ópticos LED esculpidos que crean un efecto tridimensional.
Las puertas ‘freestyle’
Otro destacado toque de distinción del MX-30 son sus puertas, que la compañía ha decidido denominar freestyle. Las delanteras abren en el sentido convencional, pero las traseras, de tamaño más reducido, se mueven al contrario. Y así se consigue un doble efecto. El primero es que el coche parece desde fuera un cupé, porque las manillas de los portones traseros están escondidas y no se ven. El segundo, que al abrir las dos, se crea un gran hueco de paso que facilita el acceso al interior. Y como la carrocería no tiene pilar central, el paso es diáfano y especialmente cómodo. Mazda tiene conocimientos sobre estas originales puertas, porque ya aplicó un concepto similar en el cupé deportivo RX-8.
Las delanteras tienen un ángulo de apertura de 82 grados, y las traseras de 80, y acceder a la cabina, tanto a las plazas anteriores como a las posteriores, se convierte así en un ejercicio especialmente fácil. Aunque, para simplificar aún más la maniobra, basta un toque al mecanismo de desplazamiento de las butacas delanteras para que se replieguen contra el salpicadero y amplíen todavía más el espacio para pasar atrás.
Un interior minimalista
El habitáculo replica el concepto minimalista, buscando ofrecer a los ocupantes la sensación de estar “envueltos en un espacio abierto”, a la vez que se utilizan materiales exclusivos que minimizan el impacto ambiental, como son las molduras hechas a partir de fibras de plástico reciclado y la tapicería alternativa de origen vegetal.
Concepción urbana
Su tamaño exterior recortado (4,39 metros) facilita la circulación y el aparcamiento en ciudad, pero su interior ofrece el espacio necesario para moverse con la familia y los amigos y transportar también cualquier objeto, desde un paquete grande hasta la compra mensual del supermercado. El MX-30 está diseñado pensando en los trayectos urbanos diarios, y ese mismo equilibrio de características se aprecia en su mecánica eléctrica, potente y divertida de conducir, pero asimismo, con una batería compacta que se recarga más rápido de lo habitual y reduce el peso, permitiendo a la vez recorrer hasta 200 kilómetros.
Abanico de opciones cromáticas
Los colores tienen también un papel protagonista. En la búsqueda de ofrecer una sensación de ligereza y combinaciones cromáticas intensas, los diseñadores de Mazda han creado un formato que permite al MX-30 lucir un acabado tritono. El cuerpo del SUV puede elegirse en los colores Soul Red Crystal, Polymetal Grey o Ceramic Metallic; pero entre este y el techo negro se encuentra un arco formado por los pilares A y C, disponible en plateado o en metalizado oscuro, que separa ambas secciones y contribuye a enfatizar la sensación de velocidad del modelo.
Para aquellos que lo prefieran, también están disponibles las opciones monocromáticas en los colores Polymetal Grey, Machine Grey, Arctic White, Ceramic White y Jet Black.
Diseño premiado
A pesar de su corto recorrido, el Mazda MX-30, en su apuesta por aunar la belleza artesanal del diseño Kodo y la búsqueda de una estética más moderna con valores futuristas, ya ha recibido premios por su diseño, como el Red Dot 2020.
Youichi Matsuda, diseñador jefe del Mazda MX-30, señala que “este nuevo enfoque ha dado lugar a un diseño original que amplía la paleta expresiva del diseño Kodo. El exterior es decididamente minimalista y transmite la belleza de un cuerpo sólido. El diseño del habitáculo, la carrocería tricolor y las puertas con apertura freestyle, llaman la atención por su ligereza y por la progresiva incorporación de materiales sostenibles para los elementos del interior [como el corcho que viste la consola central y parte de los paneles de las puertas, que tiene origen natural y rinde además un homenaje a los inicios de la marca, que empezó trabajando con derivados de este material]. Nos adentramos en una era de grandes cambios y, con el Mazda MX-30, queremos demostrar al mundo que nuestros coches todavía pueden ofrecer auténtico placer de conducción”.
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