Hoy por hoy la electrificación del automóvil llega mucho más lenta de lo esperado. La producción mundial de coches eléctricos en 2016 supuso tan solo un 1 % de cuota. Al respecto se espera una transición gradual que se prolongará al menos cuatro décadas y en la que convivirán diversas tecnologías: de combustión, eléctrica o híbrida. De hecho, el 80% de los automóviles que circularán por el mundo en 2020 seguirán siendo tradicionales de combustión interna. E incluso mucho más tarde, en 2035, el 84,4% de los vehículos equiparán algún tipo de motor de combustión, incluyendo en este grupo mayoritario a los híbridos, ya sean recargables en la red o no.
Durante este periodo de tiempo el motor de combustión agotará su recorrido, beneficiándose de todas las mejoras tecnológicas a su alcance como ya ha venido haciendo en las últimas décadas. Por poner dos ejemplos: en 20 años el motor diésel, todavía imbatible en cuanto a consumo, ha rebajado sus emisiones de NOx un 90% y cien automóviles actuales contaminan lo mismo que uno solo de los años 70.
En esta línea, Mazda comenzará a comercializar en 2019 un modelo equipado de un motor nunca visto en la serie y que aprovecha las ventajas del diésel uniéndolas a las aportadas por la gasolina. Se trata del SkyActiv-X, un cuatro cilindros de gasolina, con dos litros de cilindrada, sobrealimentado mediante un compresor y que tiene la particularidad de funcionar cuando se necesite como un diésel, quemando una mezcla muy pobre en combustible.
El propulsor aporta nuevas tecnologías en este campo. La primera es el HCCI (Homogeneous Charge Compression Ignition) un sistema que permite iniciar la combustión mediante compresión, elevadísima para un motor de gasolina e incluso superior a la de los diésel pues es de 18:1. Los cilindros están alimentados por un compresor volumétrico pues la presión atmosférica no bastaría para empobrecer tanto la mezcla, que varía de 30 a 50 partes de aire por cada una de gasolina (14,7 en un motor convencional).
Por otro lado, el SkyActiv-X dispone del sistema SCCI (Spark Controlled Compression Ignition). Se trata de una bujía especial que se encarga de mantener estable mediante pequeñas igniciones la compresión y, cuando sea necesario mayor potencia, funcionar como una bujía normal para alcanzar más revoluciones, por ejemplo al acelerar a fondo o a velocidades elevadas.
Según los datos adelantados por Mazda el nuevo motor, cuya potencia es de 190 CV, eleva su rendimiento de un 20 a un 30% en comparación a un SkyActiv-G. A igualdad de cilindrada, la mejora conseguida por el SkyActiv-X es general: consigue mayores prestaciones, rebaja el consumo y reduce las emisiones. Además, el SkyActiv-X funciona mejor con gasolina de 95 octanos, más fácil de detonar que la de 98 al comprimirse.
Para hacerse una idea del resultado en la práctica, Mazda anuncia que el nuevo motor 2.0 SkyActiv-X consigue un consumo equiparable al de un Mazda 2 con motor diésel y aporta una potencia y unas sensaciones de conducción similares a las del deportivo MX-5.
A la pregunta sobre el precio de este nuevo motor, Joachim Kunz, responsable de evaluación de producto de Mazda Europa, aclaró que su coste de fabricación se sitúa aproximadamente en medio de los actuales motores de gasolina y diésel comercializados por la marca. La nueva mecánica equipará diversos modelos a partir del Mazda 3, aunque también podría fabricarse más tarde en otras cilindradas para cubrir toda la gama por arriba y por abajo. Recordemos que, actualmente, Mazda ofrece los modelos compactos 2 y 3, la berlina 6, los SUV CX-5 y CX-6 y el deportivo biplaza MX-5.
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