La reacción es automática: el conductor sospecha que lo vigilan y echa mano del cinturón, ya tarde. Una cámara de la Dirección General de Tráfico (DGT) ha registrado la escena, o un agente la ha presenciado, y la infracción se traduce en una multa de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carné de conducir.
Ocurrió así (o parecido: muchos no se percatan de la vigilancia) más de 5.000 veces entre el 6 y el 13 de marzo pasados, en la última campaña de control de la DGT sobre el uso del cinturón de seguridad y de los sistemas de retención infantil.
Tráfico se apoya en los datos para recomendar su utilización y, sobre todo, explicar su importancia. Reduce “en un 50% el riesgo de fallecer en un siniestro de tráfico”. En circulación urbana, “la posibilidad de resultar herido grave o muerto es cinco veces menor si se lleva puesto”.
Los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (más los de las policías locales y autonómicas que se sumaron a la campaña) vigilaron 399.192 vehículos y formularon 5.405 denuncias a conductores y pasajeros por no emplear estos elementos obligatorios.
Sin cinturón de seguridad en las vías convencionales
Tres de cada cuatro infracciones (76%) se registraron en vías secundarias, aquellas que acumulan el mayor número de víctimas mortales de las carreteras interurbanas. Durante esos siete días, las cometieron 2.871 conductores, 1.122 copilotos y otros 1.096 pasajeros que viajaban en los asientos traseros.
En cuanto a los sistemas de retención infantil, obligatorios para menores con una altura igual o inferior a los 135 centímetros, los agentes detectaron a 316 niños que viajaban sin él o lo usaban de manera incorrecta. De ellos, 249 iban en los asientos traseros y 67 en los delanteros. La sanción es la misma: 200 euros y cuatro puntos menos en el carné de conducir, que se detraen al conductor del vehículo.
“Nueve de cada diez lesiones infantiles graves o mortales se habrían evitado si se hubieran utilizado los sistemas de retención obligatorios”, recuerda la DGT.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).