Nueva amenaza en 2024 para el precio de los coches y la gasolina

Los últimos quince años no han dado un respiro a las finanzas del planeta. Los grandes problemas macroeconómicos terminan afectando, por ende, a los consumidores. La crisis financiera global de 2008 fue el pistoletazo de salida y, aunque tardó en hacer efecto en algunos países mejor preparados, el mundo se resintió y nunca ha terminado de recuperarse del todo.

Más crisis financieras se han sucedido, provocadas, por la pandemia de la covid, la guerra entre Rusia y Ucrania, la falta de semiconductores o, por la más reciente inflación de los precios. Esto se ha dejado sentir en las economías familiares, afectando a la cesta de la compra, la vivienda y, cómo no, a la industria de la automoción.

Cuando parecía que estas últimas situaciones se iban aplacando, un nuevo colapso a nivel mundial asoma por el horizonte: el conflicto bélico que está a punto de desencadenarse en el mar Rojo. Los países aliados quieren proteger el transporte marítimo de los ataques de los rebeldes hutíes (apoyados por Irán) que se han reproducido a gran escala en las últimas semanas.

Conflicto internacional

El mar Rojo es una de las zonas de más tránsito marítimo del mundo. Es un lugar de paso de camino al canal de Suez y desde ahí al mar Mediterráneo. La industria mundial utiliza esta ruta, que es la más directa, para conectar dos de los puertos más importantes del globo: Singapur y Róterdam. En este punto del planeta se encuentra el estrecho de Bab al-Mandab, un canal de 32 kilómetros de ancho que se ha convertido en una de las zonas de navegación más inseguras.

Desde que el pasado siete de octubre se desencadenó el ataque de Hamás sobre los kibutz israelíes y el ejército hebreo contraatacó, este estrecho se ha convertido en uno de los puntos más calientes debido a las represalias que han lanzado los rebeldes hutíes de Yemen (que apoyan a los palestinos) sobre barcos israelíes, americanos y de sus aliados. Más de una docena de barcos ya han sido atacados con drones y cohetes.

Las navieras buscan otras rutas

Todas estas circunstancias han obligado a las grandes navieras mundiales a suspender esta ruta por la que transitan alrededor de 17.000 buques al año, el 10% del comercio mundial. Uno de los pasos habituales de barcos cargados con petróleo de camino a Europa. Según los analistas, el comercio del viejo continente es quien más tiene que perder por la suspensión de este itinerario.

Para evitar la navegación por este punto y para llegar a Europa, los barcos tienen que circunnavegar el continente africano, girando en el cabo de Buena Esperanza (en Sudáfrica) y remontando la costa occidental de África, lo que supone un 40% más de millas náuticas a recorrer para atracar en los puertos europeos. Esto va a provocar que aumente el tiempo de navegación y, por ende, los precios de las mercaderías.

Gasolina y automóviles

Los analistas ya están advirtiendo que esta situación va a provocar el encarecimiento de los precios de las materias primas y de los componentes. Este cambio en las rutas marítimas estima que los plazos de entrega se verán en el mercado entre 10 y 15 días adicionales, lo que provocará más tensión en los mercados globales.

Por ejemplo, el precio del barril de crudo Brent (referencia en las bolsas mundiales) en menos de una semana ya se ha visto aumentado hasta los 77,085 dólares (70,45 euros) en menos de una semana. Los analistas estiman que, si continúa el conflicto, harán más subidas tanto en el crudo como en los componentes que se necesitan para la fabricación de automóviles y en el propio envío de vehículos en los portacontenedores, lo que hará que el precio final suba.