Más de un año después de la presentación de la cuarta generación del Audi A3, la marca de los cuatro aros muestra por primera vez su versión más deportiva, el Audi RS3. Mantiene la potencia de su predecesor, pero aumenta el par (o fuerza de empuje), es ligeramente más rápido y mejora su dinámica incluyendo por primera vez un modo de conducción específico para hacer derrapes. Se presentará en el Salón del Automóvil de Múnich en septiembre.
Todavía con abundante camuflaje, se puede apreciar el músculo extra de esta versión tanto en su carrocería compacta como en la sedán. En el exterior del Audi RS3 destacan la gran parrilla delantera hexagonal, los paragolpes específicos con entradas de aire en los laterales, los pasos de rueda ensanchados, las grandes llantas y el difusor trasero con dos salidas de escape, entre otros detalles.
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Audi confirma que bajo el capó monta el mismo motor 2.5 TFSI de la generación previa. Mantiene los 400 CV de potencia, pero aumenta su par máximo de 480 a 500 Nm: este ligero incremento hace que mejore en el sprint de 0 a 100 km/h, ya que lo completa en 3,8 segundos (tres décimas menos). La velocidad máxima está limitada a 250 km/h, pero con paquetes opcionales se puede desbloquear hasta los 290 km/h.
El motor del Audi RS3 se asocia en exclusiva a una caja de cambios automática de siete velocidades y doble embrague, y al conocido sistema de tracción integral quattro.
La principal novedad del compacto deportivo es la incorporación del RS Torque Splitter, un diferencial trasero electrónico que actúa de manera independiente sobre cada una de las ruedas posteriores, lo que mejora el comportamiento dinámico. Así, puede dirigir más par a la rueda exterior para corregir el subviraje (cuando el coche gira menos de lo que debería) o a la interior para hacer lo propio con el sobreviraje (exceso de giro), lo que optimiza el paso por curva.
Este sistema habilita, además, un nuevo modo de conducción (tendrá cinco disponibles) denominado RS Torque Rear, es decir, lo que popularmente se conoce como modo drift. Está pensado para hacer derrapes controlados y es una tecnología similar a la que ya han lanzado algunos de sus rivales, como el Mercedes AMG A45 o el Volkswagen Golf R.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.