El Outback, la ranchera todocaminos de Subaru, se pone al día y completa su gama. Estrena retoques estéticos y sobre todo, una nueva versión cada vez más demandada —motor diésel y cambio automático— que reúne el consumo ajustado de las mecánicas de gasóleo y el confort de las transmisiones automáticas. La nueva variante se vende ya desde 34.400 euros (incluyendo el descuento especial de 3.000), y es más asequible que las versiones equivalentes de los VW Passat Alltrack y Volvo XC70, sus principales competidores.
El Outback es la versión todocaminos del Legacy ranchera, pero con una imagen campera, suspensiones elevadas y la tracción 4×4, de serie siempre en Subaru. Destaca por su funcionalidad y versatilidad de uso: incluye cinco plazas amplias, un maletero generoso de 526 litros y permite salir del asfalto y circular por caminos de tierra.
El motor 2.0 bóxer diésel de 150 CV solo se vendía con cambio manual, y ahora, con el automático Lineartronic —tipo CVT o variador continuo de velocidad— mantiene buenas prestaciones y consumos ajustados. Gasta 6,3 litros de media (166 g/km de CO2), 0,4 litros más que con la caja manual. Pero lo compensa con su mayor confort de conducción y tiene dos modos de uso: automático y manual, que incluye siete marchas y permite cambiar con unas levas desde el volante.
Por lo demás, los cambios estéticos son mínimos: nuevos parachoques, faros y parrilla en la carrocería, y tapicería diferente en el interior.
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