En marzo de 2023, la Unión Europea aprobó el marco normativo de una de las decisiones más comentadas hasta la fecha: a partir de 2035, estará prohibida la venta de vehículos de combustión en el Viejo Continente. Un debate que vuelve a estar abierto: ¿por qué?
Son varios los países y las marcas que consideran ambicioso este objetivo y creen que sería mejor, para todas las partes, una transición más gradual. Desde su punto de vista, la Unión Europea ha corrido demasiado y, en este caso, las prisas puede que no sean buenas.
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Italia reabre el debate
Italia ha sido el último país en volver a abrir el debate apuntando que Bruselas debería replantearse la prohibición de 2035. Gilberto Pichetto, ministro de Energía, considera que esta medida es “absurda” y está dictada por “una visión ideológica”. Añade, además, que el plan necesita ser modificado para que refleje la verdadera realidad del mercado.
La misma visión comparte Adolfo Urso, ministro de Industria de Italia. Prevé un colapso en la industria automovilística europea si no se revisa la prohibición en 2025: un año antes de lo previsto.
Según la hoja de ruta diseñada en Bruselas, en 2026 la normativa tiene que volver a ser evaluada: a partir de aquí cabría la posibilidad de que llegasen cambios. Italia ha puesto sobre la mesa algunas propuestas: la más destacada es proporcionar a los países mayor libertad para elegir la fórmula más adecuada para su descarbonización y no imponer la electrificación.
Creen que, así, cada estado miembro podrá adoptar el ritmo más adecuado basándose en sus necesidades económicas y tecnológicas y evitando que la industria automotriz colapse debido a las prisas.
La realidad
Los países no son los únicos que han levantado la voz: hay marcas que han tenido que cambiar sus planes. Un buen ejemplo de ello son Ford, General Motors, Mercedes o Volvo; los suecos han dado marcha atrás en sus planes de vender, únicamente, coches eléctricos. Lo harán “cuando el mercado lo permita”.
Todos estos toques de atención buscan que la UE sea consciente de la realidad. Las ventas de coches eléctricos se han ralentizado: tanto que países como Alemania han tenido que recuperar las ayudas para la compra de este tipo de vehículos, que eliminaron hace unos meses.
La industria también navega entre las dificultades que supone electrificar el parque automovilístico europeo. Y es que cuando todavía no ha conseguido recuperar el nivel previo a la pandemia del coronavirus, ya tiene que estar haciendo frente a la prohibición que, en teoría, llegará en 2035.
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