El llamado art car se ha convertido ya no solamente una realidad comercial sino incluso en un instrumento de marketing asumido por la industria, pero existió un puñado de casos pioneros. En ellos, la carrocería de un coche se convirtió en un lienzo y también en una verdadera expresión artística de rebeldía…
Citroën DS ‘Guirnaldas de la paz’ // Pablo Picasso
Aunque la cesión del nombre del pintor español en 1998 a la casa Citroën resultó polémica, lo cierto es que Pablo Ruiz Picasso ya había pintado e incluso firmado personalmente un automóvil de la marca francesa. Fue en 1958, cuando un periodista mexicano llamado Manuel Mejido se desplazó a Cannes para entrevistar al genio malagueño.
A pesar de su animadversión por las entrevistas, Picasso simpatizó de inmediato con Mejido, por otra parte conocido partidario de la República española. Conectaron tanto que, de hecho y por sorpresa, se arrancó a pintar los laterales del Citroen DS azul de 1955 que un amigo le había prestado para acudir a la cita. La obra –que Picasso firmó– se llamaba Las guirnaldas de la paz. Tras hacer algunas fotografías –el único testimonio que se conserva– el reportero vendió el coche a una galería de arte por 6.000 dólares, pero lo que esta hizo después con él es un misterio… El rastro del coche se ha perdido por completo.
Cadillac Serie 62 de 1941 // Salvador Dalí
El excéntrico genio de Figueras no sabía conducir…, pero adoraba los coches como símbolo «del maquinismo que ha evolucionado el mundo. Ha formado una sensibilidad posmaquinista. Los artistas actuales han creado un arte nuevo de acuerdo con esta sensibilidad. De acuerdo con su época”. (Manifest Groc, 1928).
Dalí sentía especial predilección por el Cadillac que regaló a su esposa Gala –que habitualmente se sentaba al volante– y del que solo existían seis unidades. Otras dos las tenían el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y el actor Clark Gable. El rey del surrealismo pintó en varias ocasiones ese Cadillac. El cuadro más célebre en el que aparece es Automóviles vestidos de 1941, que hoy en día es una de las grandes atracciones del Teatro-Museo Dalí en Figueras.
Mini Cooper ‘Magic Mistery Tour’ // George Harrison
El guitarrista de los Beatles adquirió para su uso personal el Mini Cooper S de 1965, que la banda usó para promocionar la gira de aquel año. El propio Harrison repintó el coche (originalmente de color negro) con una psicodélica decoración, inspirado por el libro Tantra Art; Philosophy and Physics.
El pequeño automóvil fue conducido en infinidad de ocasiones tanto por Harrison como por Ringo Starr y Paul McCartney, y cuando se cansaron de él se lo regalaron a Eric Clapton. Sin embargo, en 1970 Harrison se arrepintió y le pidió al autor de Layla que se lo devolviera, cosa que este hizo. Tras el fallecimiento del músico en 2001, el Mini (propiedad todavía de la familia Harrison) ha sido mostrado en varios festivales benéficos con Ringo Starr al volante.
Rolls-Royce Phantom ‘Sgt. Pepper’s’ // John Lennon
John Lennon prefería los Rolls-Royce a los Mini…, pero también convenientemente psicodelizados. En 1965 compró (por el equivalente a unos 250.000 euros) este llamativo Phantom V Mulliner Park Ward, pintado según sus instrucciones. Lennon se hizo instalar en el coche televisión, nevera y tocadiscos, y sustituyó los asientos traseros por una cama. Por cierto, fue el coche que el músico usó en Almería durante el rodaje de Cómo gané la guerra, de Richard Lester. Lo condujo hasta 1977, año en que lo cedió al Instituto Smithsonian el cual lo vendió en 1985 por 2.300.000 dólares a un millonario canadiense. En la actualidad es propiedad del Royal British Columbia Museum canadiense.
BMW M1 // Andy Warhol
También el creador del pop-art quiso explotar su creatividad en el mundo del automóvil. En 1979 pintó personalmente el BMW M1 con el que la marca germana iba a participar en las 24 Horas de Le Mans. No era ni el primer coche cuya decoración encargaba BMW a un artista reconocido ni en realidad tampoco el primer automóvil que pintaba Warhol, pero el polifacético creador estadounidense reconoció públicamente en varias ocasiones que era su obra automovilística más exitosa.
Warhol tomó como referencia visual una pequeña maqueta a escala 1:10 en la había bosquejado lo que quería hacer y solo tardó 23 minutos en completar la obra. El resultado impactó a la industria y revitalizó el llamado art car.
Volvo FL6 Turbozone // Bansky
Nadie sabe quién se esconde tras la identidad de Bansky, ese pintor grafitero cuyas obras –tan misteriosas como él mismo– se cotizan por millones de dólares. En cualquier caso, su obra de mayor tamaño tiene 80 metros cuadrado y va sobre ruedas… porque es un viejo camión Volvo FL6.
Según cuentan los especialistas en la obra de Bansky, el artista pintó el camión durante una fiesta en España en el año 2000, cuando el propietario del circo Turbozone le pidió que le decorara su viejo camión para “hacerlo especial”. Bansky tardó dos semanas en completar un trabajo en el que aparecen muchos de sus lugares comunes posteriores, como un hombre con un martillo rompiendo una televisión, monos voladores, soldados huyendo de un cañón, una señal de tráfico… El Volvo fue subastado hace unos meses, alcanzando un precio de casi dos millones de dólares y convirtiéndose en el camión más caro del mundo.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram