Jaime Alonso es madrileño, tiene 24 años, estudió Publicidad y trabaja en la agencia de un amigo. Desde los 18 utiliza webs que ponen en contacto a conductores con pasajeros para compartir coche. “He conocido a gente muy maja”, resalta. Y cuando se sacó el carné se inscribió en Amovens para alquilar vehículos a otros particulares cuando los necesitaba. “Se me pasó por la cabeza comprar, pero…”.
Sus peros eran los típicos de un millennial, esa generación de jóvenes que cumplieron la mayoría de edad después del año 2000: para qué asumir un gasto considerable en algo que rápidamente se deprecia, qué pasa si dentro de cinco años mi vida cambia y necesito otro modelo. Entonces, Amovens le propuso tener su propio coche en renting. Alquilar en lugar de ser propietario, renovar cada dos años, saldar con un adiós muy buenas el contrato cuando dejara de convenirle. Y, de regalo, sacarle un beneficio a la operación. “En enero lo estuve alquilando y solo tuve que pagar 10 euros de mi cuota mensual, que es de 199 euros”, cuenta Jaime orgulloso.
ELIMINAR PROBLEMAS
“Más del 50% de nuestros usuarios acogidos al renting son millennials, gente que no se había planteado tener coche porque la única opción que se les ofrecía, la compra, no les cuadraba”, tercia el consejero delegado de Amovens, Mario Carranza, que, a sus 32 años, se incluye en ese saco. “Es disfrutar del servicio eliminando los problemas que implica la propiedad, igual que pagar por música en Spotify o por cine y series en Netflix”, opina. Pero hay varias claves más que explican por qué se decidió Jaime: el precio, la posibilidad de adquirir un vehículo ecológico (un Fiat 500 híbrido que funciona con gasolina o gas licuado del petróleo, GLP), los regalos (una tarjeta con 300 euros en recargas de GLP y un móvil Samsung Galaxy) o la labor divulgativa de quien se lo ofreció.
El Foro de Movilidad promovido por Alphabet preguntó a más de 2.000 ciudadanos: “¿Se decantaría por el renting a la hora de adquirir un vehículo?”. El 43% de los jóvenes que respondieron que no lo hicieron por desconocimiento, por no saber de qué iba aquello. “El mensaje está claro, hemos de explicar mejor a este segmento de la población las ventajas. La flexibilidad o la comodidad”, reconoce Alicia Gálvez, directora comercial y de marketing de la compañía. Y hacerlo en su medio, que es Internet, utilizando herramientas online. “ALD es una compañía digital, como son ellos, por eso nuestra propuesta les resulta muy cercana y flexible”, presume su director comercial de Retail y B2C, José Luis Hernández.
Y además ser muy rápidos. “Con una empresa te pasas horas explicándolo todo muy pormenorizadamente; se trata de una venta personal y larga. Con el millennial ha de ser casi instantánea; una vez que se ha decidido quiere la documentación ya o lo has perdido”, añade Manuel Orejas, director de Desarrollo de Negocio de Arval. Precisamente una de las cosas que más valora Jaime de su operación es que a los 15 días de firmarla ya tenía los papeles y el coche.
Intención de tener coche
COMO EN EL AÑO 2000
Orejas siente como si hubiera viajado 18 años atrás en el tiempo, cuando el sector presentaba algo novedoso llamado renting a las grandes empresas españolas, solo que ahora sucede con pymes, autónomos y particulares. “Les ofrecemos datos y estudios, casi evangelizando más que vendiendo”, sonríe. Pero es lo que toca, porque son el gran segmento al alza sobre el que todas las compañías se están volcando. Su número se ha duplicado entre 2015 y 2017 y ya representa el 70% de los clientes de Alphabet (y el 20% de su flota). Lo que queda por saber, porque aún no hay segmentación ni estudios al respecto, es cuántos de ellos son millennials. Muchos, según intuyen las fuentes consultadas.
“El renting está creciendo entre los emprendedores y sabemos que los jóvenes de 20 a 35 años crean el doble de pequeñas empresas que los mayores de 50; las tendencias que identificamos en el Foro de Movilidad dicen que los jóvenes hasta los 30 años demuestran mayor predisposición al renting”, indica Gálvez.
“Conocen bien las ventajas de no tener un vehículo en propiedad, tienen muy claras sus prioridades financieras y se organizan en torno a cuotas”, describe Hernández. “Es una fórmula que responde perfectamente a las necesidades de movilidad de este colectivo”, insiste la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER), que cree que la solución está llamada a cobrar más peso en las poblaciones más pequeñas, sin tanta oferta de movilidad. Y a convivir con el coche compartido, el alquiler entre particulares o el transporte público en las grandes ciudades.
“Hay espacio para todos; el millennial usará un sistema u otro dependiendo del momento y su necesidad; busca sobre todo la conveniencia y cada vez se aparta más de la propiedad”, agrega Gálvez. Jaime se mueve bien con su utilitario por el centro de Madrid. Además, al ir al volante de un híbrido paga un 50% menos en los parquímetros. “He crecido oyendo a mi padre quejarse de que el coche se le ha roto, de que tiene que pagar el seguro, del dineral que se le va en el taller… Yo se lo echo bastante en cara”, confiesa entre risas.
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