Los drones se han popularizado de forma significativa en los últimos tiempos, gracias a su mayor accesibilidad de precio y una oferta más amplia de productos. Estas aeronaves no tripuladas permiten la grabación de imágenes espectaculares desde perspectivas impensables para la mayoría hasta hace muy poco, ya que se encontraban reservadas a medios aéreos profesionales.
Los aficionados al motor también se han incorporado a esta tendencia, puesto que un dron (denominación coloquial para las aeronaves no tripuladas derivada del inglés) se convierte en un dispositivo ideal para la obtención de vídeos o fotografías de vehículos, ya sea en parado o en movimiento. Sin embargo, su utilización está sujeta a una serie de condicionantes y normativas que es imprescindible conocer, puesto que de otro modo se pueden llegar a cometer incluso ilegalidades durante su utilización.
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La siguiente es una guía básica sobre lo que se debe saber para usar correctamente un dron en el mundo de la automoción:
Elegir el dron adecuado
La primera encrucijada llega con la elección del dispositivo, mayoritariamente dotados de rotores eléctricos alimentados por baterías específicas. Dependiendo del peso del dron y de sus características variarán sus posibilidades de utilización. Lo más aconsejable para un aficionado es adquirir una opción que no supere los 250 gramos de peso, puesto que en caso contrario será obligatoria una formación teórica y la superación de un examen para obtener la licencia de vuelo.
La marca china DJI es la líder mundial en este sector, copando cerca del 80% del mercado y en su oferta aparecen varios modelos con esta característica esencial del peso: Neo, Flip, Avata, Mini 3 Pro, Mini 4 Pro… Los precios van desde los 199 euros de la opción más asequible y sencilla hasta algo más de 1.000 euros de los más completos.

Requerimientos administrativos
Excepto los drones que son considerados juguetes, que cuentan con otra consideración, cualquier dispositivo dotado de un sistema de grabación de imagen requiere un registro como operador en la Agencia Estatal de Seguridad Aerea (AESA). Es un trámite sencillo y gratuito que se puede realizar digitalmente, que concluye en la obtención de número de identificación personal que deberá figurar en los drones que se utilicen, para permitir así el control de los usuarios.
Por otro lado, aunque no es obligatorio, resulta conveniente disponer de un seguro de responsabilidad civil que cubra cualquier incidencia con terceros durante un vuelo. Su precio no es elevado (menos de 20 euros durante un año con empresas como Coverdrone, una de las más utilizadas por los usuarios) y puede evitar complicaciones en caso de pérdida de control del dispositivo.
Con los productos DJI, la propia marca ofrece un seguro para el aparato, que facilita su reemplazo a un precio muy inferior al de compra, aunque su coste es más elevado y varía dependiendo del modelo: para un Mini 4 Pro, que se encuentra entre los más vendidos de su gama, la cobertura durante un año asciende a 85 euros.
Conocer las zonas de vuelo
Los drones recomendados de menos de 250 gramos tienen una catalogación legal denominada clase C1 y se manejan en la categoría abierta A1. De este modo se definen sus posibilidades de utilización, que requiere la familiarización con el manual del usuario (para conocer lo mejor posible el dispositivo y su funcionamiento).
En esta categoría está permitido volar el dron sobre personas, aunque no se recomienda para evitar riesgos, así como prohibido terminantemente hacerlo sobre aglomeraciones: se consideran como tales los grupos de cualquier número que tengan limitado el movimiento por falta de espacio en caso de un incidente.
Teniendo en cuenta este condicionante básico, se debe ser consciente de que los drones se mueven en el espacio aéreo abierto, como cualquier otra aeronave, y están sometidos a una serie de restricciones o prohibiciones para su vuelo, tanto en entornos urbanos como los que no lo son.
Lo esencial es que en España está prohibido el vuelo de drones por encima de los 120 metros de altitud sobre el punto de despegue, mientras que el dispositivo debe permanecer siempre en el alcance visual de la persona que lo maneje.

Para descubrir cuáles son estas limitaciones, la entidad pública ENAIRE, dependiente del Ministerio de Transporte y Movilidad sostenible, dispone de una aplicación informática en la que se recoge toda esta información.
Es gratuita y accesible desde un ordenador personal o un teléfono móvil inteligente, pero requiere unos ciertos conocimientos básicos y mucha atención a los mensajes emitidos para interpretar las posibilidades de vuelo. Importante es respetar todas estas indicaciones y, en caso de duda, renunciar a la operación: infringir estas indicaciones puede acarrear importantes sanciones y, sobre todo, provocar riesgos graves en el espacio aéreo.
Por otro lado, las condiciones meteorológicas deben ser tenidas muy en cuenta puesto que, obviamente, influyen de forma determinante en el vuelo del dron. Simplificando, es recomendable evitar días ventosos y con lluvia (perjudicial para cualquier aparato electrónico), además de estar prohibido el uso de aeronaves no tripuladas siempre que las condiciones de visibilidad no sean optimas, por niebla, lluvia intensa, nieve o baja luminosidad en general
Manejar el dron y grabar imágenes
Acceder a la captura de imágenes de vehículos desde un dron puede resultar tan divertido como gratificante. Pero también requiere conocimientos y habilidad, por mucho que los productos modernos faciliten de forma significativa los vuelos no se debe olvidar que se trata de controlar en el aire un aparato en movimiento. Sin olvidar el imprescindible conocimiento de los conceptos básicos de la fotografía y la grabación.

Un mando enlazado con el dron es el que posibilita la tarea, básicamente a través de dos pequeñas palancas que sirven para realizar diferentes movimientos con la aeronave, al estilo de los controles utilizados en el sector de los videojuegos. La conexión de un teléfono móvil inteligente o la disponibilidad de una pantalla en el propio mando sirve para acceder a un programa específico que ofrece otra serie de datos esenciales para el vuelo del dron.
Todo ello hace obligado adquirir la mayor experiencia y pericia posibles antes de realizar las primeras grabaciones, siempre en espacios permitidos y seguros. Hay que conocer las funciones de las palancas, las reacciones de la aeronave, interpretar la información ofrecida por las aplicaciones, gestionar el estado de la batería o dominar procedimientos como el despegue y el aterrizaje, la recuperación del dron, los diferentes movimientos posibles durante la grabación o los automatismos que ofrece el producto.
Aplicación a los vehículos
Teniendo en cuenta todas las consideraciones anteriores (junto a otras que suelen surgir al realizar una operación de vuelo), la grabación de vehículos con las cámaras que montan los drones modernos abre todo un universo de posibilidades creativas. Tomar imágenes de un coche o una moto desde una perspectiva área ofrece un enorme potencial, pero de nuevo se deben guardar todas las medidas de seguridad necesarias.
Hay que tener la seguridad de que el dron se puede utilizar en el lugar elegido, evitar la presencia de personas no relacionadas con el vuelo, mantener la atención permanente y exclusiva en la operación (por supuesto no se puede manejar el dispositivo mientras se conduce) y jamás generar situaciones de peligro en el tráfico o la zona en la que se grabe.
Con todos estos requisitos asumidos, solo quedar dar rienda suelta a la imaginación para crear planos de vídeo o fotografías originales y atractivas. Las capacidades de los drones ponen pocas limitaciones a la creatividad, incluyendo una serie de modos automáticos para la realización de forma autónoma movimientos cinemáticos realmente interesantes.
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