Los usos de la Inteligencia Artificial dentro del mundo del motor son múltiples. Se puede instalar en los coches para que actúe con asistente virtual, se emplea para realizar simulaciones en el desarrollo de vehículos… y también se puede utilizar como ayudante para reimaginar en clave moderna coches icónicos de las marcas. El Skoda Felicia Fun es un ejemplo perfecto de ello.
Se trata de uno de los coches más peculiares de la historia de Skoda, puesto que tenía el formato de una ‘pick-up’, pero no sobre una carrocería de todoterreno, si no sobre la de un compacto. Seguía un concepto similar al de los UTE, que tan populares son en Australia, y conseguía como resultado un vehículo realmente práctico.
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Un automóvil de estas características no tiene mucho sentido en la gama actual de la marca, centrada principalmente en los SUV, pero el fabricante ha querido imaginar cómo sería traído a la actualidad, implementado en él el lenguaje ‘Modern Solid’ en el que se basan los modelos de la compañía. Para ello, sus diseñadores han utilizado como apoyo la IA.
Julien Petitseigneur, encargado del proyecto, explica: “El coche original era pura diversión. No se tomaba en serio a sí mismo y destacaba, incluso para los estándares de Skoda. Para un proyecto informal en mi tiempo libre, fue una elección obvia. Incluso me enganché tanto que empecé a pensar en comprar el original”.

Un enfoque divertido, pero realista
Del Felicia Fun se produjeron 4.216 unidades entre los años 1997 y 2000, por lo que es un modelo heredero de su época, con una imagen que nada tiene que ver con los lenguajes de diseño actuales. Es por eso que Petitseigneur quiso actualizarla, pero con el enfoque más realista posible.
Utilizó la IA para crear una tormenta de ideas y, una vez le gustaron los conceptos que había sobre la mesa, comenzó a desarrollar los detalles a mano.

El frontal está inspirado por los vehículos eléctricos actuales de la marca, sobre todo el prototipo Vision 7S. Luce la reconocible parrilla Tech-Deck Face, que se combina con faros LED en forma de ‘T’, éstos se replican en la parte trasera, aunque ahí son de color rosa como guiño a los años 90; las llantas aerodinámicas tienen un gran tamaño, las protecciones inferiores son muy prominentes y tienen color negro, igual que el techo y los pilares, contrastando con la carrocería amarilla.
El salto en el interior también es más que obvio porque, aunque el diseño evoca el original, todo el salpicadero está cubierto por una gran pantalla. La gracia, sin embargo, radica en que en lugar de tecnología LCD u OLED, se basa en una reinterpretación moderna de los antiguos monitores CRT.
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