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La carrocería es notablemente más aerodinámica, con un CX o coeficiente de resistencia al aire que baja de 0,37 a 0,30; los motores se han trabajado a fondo, casi pieza a pieza, para extraer un rendimiento superior, y todo el coche adelgaza 325 kilos frente al modelo saliente para completar una profunda evolución técnica. La suma de estos tres avances, que son los pilares de la reducción del consumo, permiten que el nuevo Q7 mejore su eficiencia, gaste hasta un 28% menos y se convierta en el todoterreno grande más frugal del mercado: desde 5,4 litros de consumo de media oficial.
La segunda generación del todoterreno superior de Audi está disponible a partir de 65.960 euros, un precio intermedio entre el Volvo XC90 (más barato) y el BMW X5 (más caro). Recoge la calidad que se espera en un coche de este precio y, aparte de su menor consumo, aporta también un confort de marcha impecable, a la altura de las berlinas más grandes y exclusivas: filtra todo con una suavidad inusitada.
Como todos los todoterrenos de tamaño generoso, el Q7 2015 puede ser un familiar muy capaz por su amplitud. Pero el modelo de Audi parte ya con ventaja, porque es una de las propuestas más grandes, incluso en esta segunda entrega, que recorta ligeramente sus dimensiones: pasa de 5,09 metros de largo a 5,05, y de 1,99 de ancho a 1,97. El diseño también cambia y la imagen imponente de la primera entrega deja paso a un formato más comedido y convencional, con trazos que buscan disimular su tamaño y le restan poderío frente al Q7 saliente. Pero la reducción exterior no impide ofrecer siete plazas igual de amplias y un maletero mayor cuando se pliegan las dos últimas: 890 litros, 115 más. Además, está muy bien acabado y tiene un salpicadero original.
De momento se ofrecen solo dos motores: 3.0 TFSi de 333 CV (7,7 litros de gasto medio y 67.210 euros) y 3.0 TDi de 272 CV (5,7 y 65.960). Ambos vienen con tracción 4×4 y cambio automático de ocho marchas, al igual que los siguientes en llegar, previstos para primavera de 2016: 3.0 TDi de 218 CV (5,4 litros) y el TDi e-Tron, un híbrido enchufable que anuncia 56 kilómetros de autonomía eléctrica y un gasto de 1,7 litros en los primeros 100 kilómetros.
El tacto suave y preciso de todos los mandos, la mínima sonoridad y, en especial, el filtrado sedoso de la suspensión neumática (opcional por 2.505 euros) aportan al Q7 un confort sobresaliente y hacen que parezca flotar sobre el asfalto. Además, el menor peso se traduce en una conducción más ágil y cercana a la de los turismos, a pesar de que sigue rondando las dos toneladas. Y la dirección a las cuatro ruedas (1.405 euros) acentúa el dinamismo y aporta al nuevo Audi otro punto extra de manejabilidad.
Del asistente de atascos al sonido 3D envolvente
La segunda generación del Audi Q7 ofrece un amplio catálogo de equipamientos, comodidades y tecnologías avanzadas, pero destacan en especial dos sistemas innovadores. El primero es el asistente para atascos, una especie de piloto automático que conduce el coche en las retenciones: hasta 60 km/h, ya sea en ciudad o autopista, acelera, frena, mantiene la distancia y controla la dirección. Y mejora el confort del conductor, aunque éste debe permanecer atento por si el dispositivo necesita que actúe. El otro gadget más llamativo es un equipo de música con sonido 3D envolvente, como en las salas de cine, que reparte 1.920 vatios de potencia a través de 23 altavoces y ofrece una nueva experiencia acústica en el interior de un coche.
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