La matrícula es un elemento que apenas ha evolucionado con el paso del tiempo. Es cierto que han cambiado la nomenclatura y los códigos de identificación, que dependen de cada país, pero en el aspecto más formal, lo más relevante que ha ocurrido en años es que se ha pasado de placas de metal a placas de plástico.
Parece que el siguiente gran paso que puede dar esta parte del vehículo es pasar a ser digital. Es algo que lleva cocinándose desde 2018 y ya a finales de 2022 California las aprobó para su uso.
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Creadas de manera similar a un ebook, utilizando tinta electrónica, cuando fueron presentadas se esgrimieron toda una serie de puntos fuertes a su favor: posibilidad de personalización (algo que en España no está permitido), poder mostrar publicidad cuando el coche esté parado, lo que haría ganar dinero al conductor; o contar con geolocalización, para encontrar el coche en caso de robo.
Sin embargo, un dispositivo tecnológico como éste también tiene debilidades y, como recoge Wired, el mayor problema radica en que puede ser hackeado.
A priori puede no parecer grave, puesto que, ¿para qué iba a querer alguien hackear una matrícula? Pero la respuesta es bastante sencilla: para poder cometer delitos e infracciones sin que le pesen a él luego y, lo que es peor, cargándole “el muerto” a otro.
Y es que no se trata de que un delincuente modifique la matrícula de un coche ajeno, si no que un infractor con conocimiento suficiente puede modificar su propia placa para que muestre el número asociado a otro vehículo, con lo que puede pasar por peajes sin pagarlos o ser captado por radares sin tener que pagar la multa, ya que el sistema registra en realidad la matrícula de otra persona.
Un dispositivo que se puede hackear
Según recoge el medio Josep Rodríguez, investigador de seguridad de IOActive, encontró la manera de hacer ‘jailbreak’ a las matrículas. Es necesario tener acceso a la placa de manera física para instalar el firmware, después de lo que basta solo con una aplicación en el teléfono para cambiar la matrícula a conveniencia.
Rodríguez apunta a que el problema es que Reviver, la marca creadora del dispositivo que ya montan 65.000 vehículos en Estados Unidos, no tiene manera de solventar el problema con una actualización remota de software (las matrículas están permanentemente conectadas a internet), si no que es algo que hay que hacer físicamente. Así, para arreglar la vulnerabilidad, tendría que ponerse en contacto con todos los compradores.
La marca, por su parte, ha expuesto a Wired que “la técnica de jailbreak identificada por IOActive requiere acceso físico al vehículo y a la placa, extracción de la placa, herramientas especializadas y experiencia” y que, por tanto, “es muy poco probable que este escenario ocurra en condiciones del mundo real, lo que lo limita a malos actores individuales que violan conscientemente las leyes y las garantías de los productos”.
Además, la firma apunta que cuenta con un sistema de alarma que avisa cuando una de sus matrículas se ha desmontado del vehículo en el que estaba, por lo que serían conscientes de que alguien las está manipulando y avisarían al propietario.
El problema es que aquí el infractor no se dedicaría a manipular las matrículas de otros coches, si no la del suyo propio, en la que luego pondría el número de identificación de otro, que es el que tendría que pagar las multas producidas por sus infracciones.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.