La tercera generación del Yaris lleva ya bastante tiempo en el mercado (debutó en 2011), por lo que resulta lógico que la Toyota lo ponga al día para dar un empujón a las ventas. A pesar de su categoría de actualización, desde Toyota afirman que cuenta con 900 nuevos componentes que mejoran su imagen, rendimiento y seguridad.
El rediseño está presente en todo el exterior en forma de pequeñas modificaciones. Así, el frontal presenta una parrilla surcada por barras horizontales (un panal de abeja en las variantes bitono), el paragolpes es más ancho, los faros estrenan una nueva firma lumínica y en los acabados superiores hay cromados tanto en los pilotos como en los antiniebla.
En la vista lateral solo varía el calzado: está disponible un embellecedor de 15 pulgadas, una llanta de aleación del mismo tamaño y otra de 16 reservada para el Yaris híbrido. En la zaga se renuevan el portón y los grupos ópticos, y además se añaden dos colores para la carrocería: Rojo Tokio y Azul Hydro.
En el habitáculo la principal novedad es el nuevo cuadro de instrumentos, formado por dos esferas analógicas y una pantalla TFT de 4,2 pulgadas. Pero no es la única: también hay un nuevo volante de tres radios, salidas de ventilación con forma de hélice y nuevas tapicerías y colores, que varían según el acabado y que, en el caso de los Yaris bitono, van a juego con el exterior.
En cuanto a motores, se despide el bloque 1.33 y se sustituye por un gasolina 1.5 VVT-iE que desarrolla 111 CV y 136 Nm de par. Con este, el Toyota Yaris hace el 0-100 km/h en 11 segundos, ocho décimas más rápido que con el propulsor al que sustituye.
La última incorporación importante es el Toyota Safety Sense, de serie en todas las versiones del modelo. Este conjunto de sistemas de seguridad incluye control inteligente de luces de carretera, reconocimiento de señales, sistema de seguridad precolisión con frenado de emergencia y avisador de cambio involuntario de carril.
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