Buena parte de los vecinos de Madrid conviven, estos días, con una plaga de millones de polillas. La capital está dentro de su ruta migratoria que las lleva desde África hasta los países escandinavos. Evitar que invadan los coches es tan sencillo como usar un par de ingredientes presentes en todas las cocinas.
Las polillas que atraviesan Madrid estos días son del tipo autographa gamma: son más grandes de lo habitual (miden unos cuatro centímetros) y son de color marrón o gris. Los expertos no hablan de plaga porque están de paso y porque no causan daño: son hembras que no están fecundadas y sólo son dañinas cuando dejan larvas.
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A pesar de ello, su presencia puede resultar molesta. Las polillas sienten atracción por la luz, el textil, algunos tipos de grano y las gramíneas: el problema llega cuando ponen sus huevos en los lugares más recónditos. Algo factible en un coche: hay luz interior, telas y rincones oscuros.
Naranja, limón y clavo
Para evitar que las polillas invadan el vehículo, existe un truco que funciona a la perfección: usar ciertos aromas que actúan como repelentes. No es necesario comprar nada: las cáscaras de cítricos, el laurel o el clavo son muy eficaces.
Usar la cáscara de una naranja o de un limón ayudará a evitar que las polillas entren en el habitáculo: basta con colocarla en los huecos de las puertas o de la consola central. Lo mismo ocurre con las hojas de laurel.
Si entre las especias que hay en la cocina se dispone de clavo, será muy útil para emplearlo como repelente natural de insectos: también de las polillas. Para ello, habrá que colocarlo en las esquinas del interior del coche.
Otros trucos: lavanda y cedro
El aroma de la lavanda también sirve para repeler a polillas. Eso sí, para usar este método hay que introducirlo en pequeñas bolsas de tela: de esta manera se evitará que los granitos de esta planta se expandan por todo el habitáculo.
El cedro es otra fórmula para detener a las polillas: es efectivo emplear la corteza de este árbol repartida por el habitáculo y, también, su aceite. Para ello, se puede impregnar un salvaslip con esta esencia y pegarlo en el interior de los huecos portaobjetos.
La ventaja de todos estos trucos es que se pueden aprovechar como improvisados ambientadores gracias a sus aromas frescos. A ellos hay que sumar un par de recomendaciones más para detener a las polillas: limpiar el interior del coche con vinagre, que es un desinfectante natural, y aspirar frecuentemente las alfombrillas porque el polvo atrae a estos insectos.
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