Los ladrones se las ingenian con métodos cada vez más tecnológicos para sustraer coches. Desde el robo de frecuencias para abrir las puertas hasta el uso del artefactos que indican si hay ordenadores dentro del vehículo, entre tantos otros.
Pero lo curioso es que a pesar de estas modernas técnicas, los sistemas más sencillos siguen siendo el pan de cada día entre los amigos de lo ajeno. No solo recurren a ordenadores, móviles o sofisticadas antenas. Una simple botella, una moneda o una naranja funcionan para robar un vehículo.
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En la simplicidad está la clave
Una de las artimañas sencillas para robar vehículos es el truco de la moneda en la puerta. En este caso, se utiliza para sustraer objetos de valor del interior del vehículo.
Este método se lleva a cabo sobre todo en ‘parkings’ y por la noche en zonas oscuras de la calle. Cuando el conductor está realizando las maniobras de aparcamiento, el perpetrador aprovecha para colocar una moneda en alguna manilla de las puertas, sin que el conductor se percate.
Una vez que el dueño del vehículo ha terminado de aparcar el automóvil, sale y pulsa el mando de la llave. Se aleja tranquilamente sin saber que una de las puertas no se ha cerrado al haber una moneda impidiendo que el mecanismo complete el bloqueo. Al no culminar el vehículo el cierre, la alarma no se activa. De esta manera, el ladrón tiene acceso al vehículo para desvalijarlo o llevárselo.
¿Una botella para robar el coche?
La trampa de la botella también es muy sencilla de ejecutar. Consiste en que los delincuentes introducen un envase de plástico entre el neumático y el paso de rueda mientras el vehículo se encuentra estacionado, generalmente en el lado del copiloto, ya sea en el eje delantero o el trasero.
De esta manera, es más difícil que el conductor se percate de que hay un objeto en la rueda, al estar situado en el lado contrario a su acceso al vehículo. Una vez que se inicia la marcha, la botella hace el ruido suficiente como para que el conductor se detenga para detectar el problema. Lo habitual es bajar del coche dejando este en marcha y abierto, momento en que aprovechan los ladrones para llevárselo.
Frutas, otra trampa para robar vehículos
El último truco que se ha detectado en diferentes países se refiere a la presencia en calles o carreteras de fruta esparcida por la calzada. Suelen ser naranjas, limones, melocotones o también tubérculos como patatas. Todas ellas con una forma y dimensiones adecuadas para satisfacer las necesidades de los delincuentes.
Esas características permiten ocultar en su interior una pieza metálica y afilada en forma de cruz o directamente clavos con diferente orientación. De este modo, cuando un conductor pasa por encima de una de estas piezas de fruta, voluntaria o accidentalmente, existe una alta probabilidad de que el neumático se pinche. A continuación, se producirá la obligada detención del coche para que su usuario compruebe lo ocurrido.
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