Ir al mecánico es caro. Según las cifras de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, los españoles gastan entre 500 y 2.000 euros al año en el taller. La mano de obra de un mecánico oscila entre 60 y 100 euros la hora, dependiendo de la provincia donde trabaje.
A estos precios hay que sumar el riesgo de que algún un mecánico poco honesto se quiera ‘pasar de listo’ e inflar la factura. Por eso hay siempre que pedir presupuesto antes de dejar el coche y el profesional debería avisar con cualquier cambio en el coste antes de proceder a las reparaciones.
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Y es que, aunque haya miles de mecánicos profesionales, nunca falta la excepción que confirma la regla. Las declaraciones en redes sociales de una joven que llevó su coche al taller y fue estafada demuestran que no todo el mundo es de fiar.
“A veces, odio ser mujer”
La historia comienza en Australia, cuando Alice Bleathman llevó su furgoneta a reparar y fue atendida por dos mecánicos. En su vídeo, la chica explica entre lágrimas que acabó pagando de más en su factura del taller y que, además, recibió un servicio pésimo. “A veces, odio ser mujer”, concluye, ya que sintió que todo este engaño estuvo motivado, en gran parte, por su sexo.
Efectivamente, después de este vídeo, el programa de radio australiano The Fox Melbourne recibió la llamada de un mecánico que, bajo anonimato, reconoció que era habitual estafar a ciertos clientes en los talleres. Tras varias preguntas, confesó cómo lo hacía y cómo empezó.
“Se ha hecho desde siempre, desde que era aprendiz” comienza a explicar. “Al principio no estaba de acuerdo, pero ahora que tengo mi propio negocio reconozco que es necesario sobrecargar el precio de los trabajos para pagar los gastos”, justifica este mecánico.
Las principales víctimas de estafa en el mecánico
En cuanto a las víctimas, su principal objetivo son aquellos trabajadores que llegan con coche de empresa. “Ellos no pagan la factura de su bolsillo, así que les da igual”. A estas personas, les suele cargar entre un 20 y un 30% más del precio regular del trabajo.
Respecto a las mujeres, este mecánico reconoce que intenta ser cuidadoso. Pero no por ellas, sino porque nunca se sabe “si hay un hombre en sus vidas que sepa de coches”. Por esta razón, les suele subir entre un 10 y un 15% más en el precio.
El premio gordo, para este mecánico, son los clientes que trabajan en grandes empresas, que tienen coches caros y potentes pero que no tienen ni idea de mecánica. “A ellos les suelo cargar entre un 40 y un 50% más”, confiesa sin rodeos. Y es que, como explicó, no se siente culpable por estas prácticas abusivas. “Es parte del sector, desafortunadamente”.
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