Sabía que la potencia de un automóvil no es un valor fijo? A lo largo de la vida útil de un modelo, el rendimiento de su motor experimenta variaciones y puede ir perdiendo fuerza. El conductor tiende a percibir una menor viveza al acelerar y, en casos extremos, casi como si circulara cuesta arriba. Pero la pérdida de potencia se puede controlar e incluso revertir. La solución se denomina Óptima.
La merma de rendimiento depende de dos factores principales: el mantenimiento del motor y el combustible que se utilice. Realizar un mantenimiento apropiado, sin sobrepasar los plazos establecidos para el cambio de aceite y filtros, es uno de los pilares básicos para mantener la mecánica en la mejor forma posible. Aunque igual de importante, o más, resulta el carburante que se elija para repostar, porque es el elemento que combustiona en su interior.
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Y la calidad de este combustible tendrá una incidencia directa en la pureza de la combustión, lo que a su vez redundará en un mejor estado de los componentes del propulsor (cilindros, válvulas, inyectores, conductos…), y una optimización de las prestaciones, el consumo y hasta la durabilidad general.
Un ejemplo ilustrativo. Si un vehículo nuevo que salga de fábrica anuncia 130 CV, por ejemplo, al empezar a conducirlo rendirá algo menos, pongamos 120 CV (valores orientativos), porque las partes móviles internas están todavía algo agarrotadas. El paso de los kilómetros va ajustando los componentes y, hacia los 25.000 o 30.000, se alcanza el pico máximo de rendimiento, que puede ser superior incluso a la potencia original, en torno a 135 CV en nuestro supuesto.
Y de ahí hasta los 100.000 kilómetros, aproximadamente, las variaciones en potencia serán mínimas, aunque siempre a condición de que se mantenga el coche adecuadamente y de que se utilice un carburante con propiedades mejoradas. De lo contrario, la caída puede ser superior a los 20 CV. Los motores más modernos, en cambio (de 2014 en adelante), ofrecen su mejor momento mucho antes, hacia los 5.000 o 10.000 kilómetros.
La formulación de los carburantes Óptima de CEPSA, por ejemplo, mejora los requisitos de los carburantes convencionales y contribuye a obtener el máximo número de caballos que permita el estado general del propulsor en cada momento. Según demuestran las pruebas llevadas a cabo en laboratorios por la compañía, sus carburantes premium consiguen mantener el 100% de la potencia técnicamente disponible en el motor. Estos test se realizan y son certificados en centros técnicos independientes, y cumplen los criterios fijados por organizaciones especializadas europeas.
Los análisis demuestran que, a lo largo del ensayo, la utilización de carburantes convencionales provoca una pérdida gradual de la potencia llegando al 3%. En cambio, al emplear carburantes Óptima de CEPSA el rendimiento no disminuye y se mantiene en sus máximos. Las pruebas también confirman que nunca es tarde para dar el salto a los productos de calidad superior. Y es que con la formulación mejorada de CEPSA, el motor del ensayo, que había perdido un 3% de potencia con la utilización de carburantes convencionales, empezó a recuperarla casi al instante y recobró todo el vigor a las pocas horas de funcionamiento.
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