Una familia estadounidense que visitaba Santiago, la capital de Chile, vivió una experiencia que jamás olvidarán. Los turistas pidieron un taxi en el aeropuerto para trasladarse a una zona ubicada a unos 25 minutos de ahí.
Lo peor (o casi) fue que al llegar a su destino, el conductor les cobró casi dos mil euros. Lo que no sabía este matrimonio con su hijo, era que el chófer no era taxista oficial, sino uno ilegal.
Más información
La familia, sorprendida, decidió denunciar el incidente. Llamó a la policía, y actualmente el conductor está detenido no solo por la estafa, sino porque además decidió escapar con los pasajeros, lo que terminó en una persecución de película.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram