Si consigues llegar a ocho generaciones de un modelo, es que como marca lo estás haciendo bien. Desde el nacimiento del primer Passat Volkswagen ha tenido tiempo de perfeccionar el concepto sobre el que trabaja, y en su última venida deja claro que quiere orientarse más hacia el mercado premium.
A nivel estético no hay estridencias, se mantiene una evolución del concepto alemán: un frontal similar al del nuevo Golf, superficies lisas y limpias, nervios en el capó y marcando la línea de cintura a la altura de los tiradores de las puertas, grupos ópticos con tecnología LED y, a modo de toque deportivo, dos salidas de escape.
Aunque es más corto (-2 mm) y bajo (-17 mm) que su predecesor, tiene una longitud de 4.767 mm que da cabida a una distancia entre ejes de 2.791 mm (+80 mm) y aumenta su anchura en 12 mm hasta los 1.832 mm. Hablamos de las medidas del sedán, que varían en el station wagon. En el interior encontramos una capacidad de maletero de 586 litros para el primero y de 650 para el segundo.
Desde el acabado de acceso el modelo cuenta con una pantalla central de 6,5 pulgadas, que puede sustituirse por una de 12,3 en los niveles superiores. En estos también se multiplica la oferta tecnológica, entre la que destacan la cámara de visión de 360º, el control de crucero, el asistente de frenada de emergencia o el head-up display, entre otros.
Cuando llegue al mercado español a finales de año estará disponibles con estos motores: 1.4 TSI 125 y 150 CV, 1.8 TSI 180 CV, 2.0 TSI 220 y 280 CV, 1.6 TDI 120 CV y 2.0 TDI 150, 185 y 240 CV. Además, Volkswagen ya ha confirmado la llegada de una futura variante Passat Plug-In Hybrid.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.