A primera vista, podría parecer que el Charge 67 es uno de los muchos restomod que están retomando coches clásicos y dándoles un corazón eléctrico. Sin embargo, nada más lejos de la verdad: Charge, una compañía emergente británica, ha llegado a un acuerdo con Ford para crear un modelo nuevo que luce la imagen del Ford Mustang clásico, pero con un sistema de propulsión 100% eléctrico.
El trabajo estético realizado es de un gran nivel, puesto que reinterpreta la icónica imagen del muscle car de manera muy fiel, pero la moderniza lo justo para darle un aspecto moderno. Detalles como los faros LED redondos o, sobre todo, las llantas de 18 pulgadas envueltas en neumáticos Michelin Pilot Sport 4S son los que más llaman la atención.
Un interior flotante
El diseño del interior del Charge 67 no se queda atrás, y es que lleva el minimalismo al siguiente nivel, porque directamente prescinde del salpicadero. La enorme pantalla central de 12,8 pulgadas y orientación vertical parece flotar, mientras que tras el volante se encuentra un cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas.
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Aunque su inspiración sea clásica, las comodidades de las que dispone son actuales. Así, cuenta con navegador, sistema de carga inalámbrica para móviles y sistema de sonido con ocho altavoces. Aparte del climatizador, los cristales delantero y traseros son calefactables, y también están climatizados los asientos, que incluyen ajuste lumbar.
Respecto a las ayudas a la conducción, incluye cámara trasera, control de crucero adaptativo y reconocimiento de señales, entre otros.
Su sistema de propulsión difiere mucho del que empleaba el Mustang en que se inspira, ya no solo por su naturaleza eléctrica, sino también por su configuración. No es un modelo de tracción trasera, sino que cuenta con tracción integral. Cada rueda aloja un motor, consiguiendo en conjunto una potencia de 536 CV y 1.520 Nm de par máximo. Gracias a ello acelera de 0 a 100 km/h en 4 segundos y alcanza una velocidad máxima limitada a 250 km/h.
Autonomía del 322 kilómetros
El Charge 67 está alimentado por una batería de 63 kWh de capacidad que le otorga una autonomía de 322 kilómetros. Es compatible con carga en corriente alterna de hasta 22 kW y con corriente continua de 50 kW, con la que es capaz de rellenar el 80% de su pila en una hora.
Será un modelo muy exclusivo, tanto por el limitado número de unidades que se fabricarán, solo 499 para todo el mundo, como por su precio, que se sitúa por encima de los 400.000 euros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.