Transformar una isla en un espacio libre de emisiones, ese es el objetivo de Citroën en Jalki, una isla griega situada en el mar Egeo. Y ya ha dado el primer paso para conseguirlo: suministrar una pequeña flota de seis modelos 100% eléctricos.
Citroën se ha decantado por una selección muy concreta para este cometido. Por un lado, dos ejemplares del Citroën Ami, el cuadriciclo ligero que, aun sin ser muy potente, permite moverse con agilidad por la ciudad, en la que las estrechas calles pueden suponer un reto. Serán para la Policía y la Guardia Costera.
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A estos se suman otro par de Citroën C4 en su versión eléctrica, el renovado compacto que ahora tiene formato de crossover, desarrolla 136 CV y homologa una autonomía de 350 kilómetros. Ambos, junto con un ë-Spacetourer, se entregarán al municipio de Jalki. Por último, un ë-Jumpy será para la Comunidad Energética de Jalki.
Se trata de una primera avanzadilla, pero el objetivo es transformar toda la flota de vehículos de combustión de la isla en modelos a pilas. Para conseguirlo se va a crear un plan de desarrollo integral que ofrecerá diversas opciones para hacerse con modelos sin emisiones tanto a los particulares como a los empresarios de la isla.
“Estamos muy contentos de colaborar con la isla de Chalki en este excepcional proyecto. Esta colaboración está en total consonancia con el espíritu de Citroën. Nos comprometemos a que la electrificación esté al alcance de todos y estamos muy orgullosos de contribuir a la transformación de la isla Chalki en una isla autónoma, inteligente y sostenible”, asegura Vincent Cobée, consejero delegado de Citroën.
Este movimiento es similar a uno que Volkswagen presentó a finales del año pasado, también en una isla griega, en ese caso Astipalea. La marca alemana tiene el proyecto de electrificarla reemplazando los coches de combustión por modelos de cero emisiones (reduciendo además un tercio el parque automovilístico) y facilitar la movilidad con servicios de coche y motos compartidas.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.