Coches eléctricos: las cuatro alternativas de recarga

En casa, por partida doble, en la calle y en carretera. Los modelos de baterías se pueden enchufar ya en casi cualquier lugar, aunque no todas las conexiones son iguales.

La potencia de la conexión es la que determina los tiempos de carga.

Una guía práctica para resolver dudas. Los coches eléctricos se pueden conectar ya en casi cualquier escenario o localización, aunque fuera de casa, en la vía pública, la infraestructura disponible es todavía reducida.

Cada una de las cuatro alternativas tiene una potencia asociada, y es la que determina, entre otras cosas, los tiempos de carga. Pero también conviene conocer la capacidad de batería del modelo, y el contrato de suministro y la potencia contratada que se tiene en casa.

En casa, con la toma de pared

La primera opción: recargar el coche eléctrico en el enchufe de casa. Es la alternativa menos potente y la que implica más tiempo de espera, pero también la más accesible. Las tomas domésticas suelen aportar 2,3 kW de potencia, o 2.300 vatios, que resultan de multiplicar los 230 voltios por 10 amperios que ofrecen la mayoría de conexiones en las viviendas.

Pero hay dos matices importantes. El primero: los vehículos de baterías han de conectarse solo con su cable, el suministrado por el fabricante, y este debe incluir un transformador. Y la conexión ha de ser, además, directa, por lo que tampoco se pueden introducir alargadores ni regletas.

El segundo: conviene revisar la potencia contratada con la compañía eléctrica, porque si se tiene el mínimo, que suele ser de 2,3 kW, es más que probable que salte el diferencial nada más enchufar el modelo. Se recomienda subir al siguiente escalón, 3,45 kW, para contar con más margen y poder, por ejemplo, poner la lavadora mientras el coche se está cargando.

En casa, con ‘wallbox’ o cargador mural

Los 2,3 kW del enchufe de casa pueden ser suficientes para los modelos híbridos enchufables, que suelen tener baterías de unos 11 kWh y se recargarían al completo en unas seis horas, mientras se duerme. Pero para los eléctricos puros, con pilas que van de 50 kWh a más de 100 kWh, se necesitaría más potencia. Y los wallbox pueden ser la solución.

Estos cargadores cuestan, de media, 1.000 euros, aunque cada vez son más las marcas de coches y compañías eléctricas que los ofrecen sin coste, como incentivo. Permiten aumentar la potencia de carga y, también, mantener una conexión más estable y con menores pérdidas. Frente al enchufe normal, pueden trabajar a 16 amperios y ofrecer 3,6 kW, e incluso llegar a 32 amperios y 7,3 kW.

Y si se asocia a una red eléctrica trifásica, en lugar de la monofásica típica, pueden alcanzar 11 kW e incluso 22 kW. Pero estas cifras son los máximos que puede soportar el sistema y, para lograrlos, la potencia contratada con la compañía eléctrica debe ser, al menos, equivalente.

En la vía pública

En la calle, hoteles, centros comerciales, estaciones de servicio, aparcamientos… Los coches eléctricos pueden cargarse también fuera de casa, tanto en postes públicos como privados, como los que pueda haber en el trabajo, por ejemplo. Y estas tomas suelen ofrecer gran variedad de potencias, de entre 2,3 kW y 22 kW.

A través de apps específicas, se puede saber qué postes hay disponibles en la zona, si están operativos, sus características y si precisan o no reserva. Hoy en día existen en España unos 12.000 puntos de carga, y el Gobierno ha señalado que se trabaja para alcanzar los 100.000 a finales de 2023.

En la autopista

El coche eléctrico moderno nació en 2011. Y en solo 10 años, la acelerada evolución técnica ha triplicado la autonomía disponible, que ronda ya los 400 o 500 kilómetros en los modelos populares y los 600 e incluso 700 en los más grandes y exclusivos.

Pero, a velocidades de autopista, la energía de las baterías se consume con rapidez y el radio de acción cae hasta la mitad o menos. Y por eso los eléctricos no pueden viajar y cumplir como coche único, al menos con la eficacia conocida en los modelos de combustión. Desplegar una infraestructura de carga rápida es una de las soluciones, con postes de alta potencia (150 a 270 kW) que permiten recuperar el 80% de la pila en unos 20 minutos.

Varias marcas se han aliado para formar el consorcio Ionity, que quiere cubrir los principales corredores europeos; Tesla tiene sus postes propios, mientras que algunas eléctricas se han asociado con petroleras para integrar puntos de suministro en sus estaciones de servicio.

Últimos avances

Dos hitos técnicos y un proyecto innovador. Son los últimos avances de la movilidad eléctrica. El poste de carga rápida con mayor potencia del mundo es el primero de los hitos. Proviene de la empresa ABB y aporta 360 kW, más incluso de lo pueden digerir los eléctricos más capaces, que se quedan en 270 kW.

El segundo hito procede de Bosch, que ha creado un cable de carga que permite ahorrarse los 1.000 euros del wallbox, porque integra transformador. Se lanzará a mitad de 2022.

La recarga en marcha, por su parte, involucra a Renault y varias firmas tecnológicas. Y ya se ha conseguido que un coche a 100 km/h reciba 20 kW de energía. La clave está en la propia carretera, que incluye placas de inducción. Se ensaya en Francia.

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