Cuando ya se ha decidido el final de los motores tradicionales (no podrán venderse en Europa a partir de 2035), el foco se ha centrado en otro componente del automóvil que, según un estudio, estaría generando 100 veces más partículas sólidas contaminantes que los motores de combustión de último desarrollo.
El informe ha sido publicado por el organismo independiente Emissions Analytics, especializado en la medición de las emisiones nocivas. Y en su contenido, apunta a los neumáticos como el nuevo problema a resolver en el campo de la contaminación provocada por los automóviles.
Los frenos y los coches eléctricos
Esta nueva fuente de polución no es la única, porque hay otras piezas de desgaste en el coche como son los frenos que también dejan un rastro indeseado en el medio ambiente.
Más información
El rozamiento mecánico que se produce en ambos casos libera la mayor parte de partículas microscópicas nocivas y microplásticos que contaminan los océanos, como acaba de revelar un reciente estudio de la universidad estadounidense de Yale.
Se trata de un dato revelador que se refrenda con el análisis de la consultora británica Emissions Analytics, que cifra a nivel global los residuos liberados anualmente por los neumáticos en casi 5,5 millones de toneladas de las llamadas partículas finas, es decir, de menos de 2,5 micras de diámetro y que solo son detectables a la vista mediante un microscopio electrónico.
Los eléctricos, más contaminantes
Estos pequeñísimos fragmentos de material desprendido de los neumáticos pueden afectar negativamente a la salud al penetrar directamente en los pulmones por inhalación, pero también siguen el curso de la cadena trófica ya que una gran cantidad de ellos acaba en los océanos, afectando a los animales y las plantas marinos. De hecho, la futura norma de contaminación Euro7 ya tiene previsto limitar este tipo de emisiones y los fabricantes ya están desarrollando soluciones para evitarlas.
Los responsables del estudio también alertan de que la electrificación del transporte, destinada a eliminar definitivamente las emisiones de gases contaminantes, no solo resulta ineficaz frente al problema de las partículas sólidas, sino que lo agrava. Y la razón es que los vehículos eléctricos, más pesados y más contundentes al acelerar, liberan a la atmósfera un 20% más de partículas finas que los de mecánica tradicional al desgastar con mayor rapidez sus neumáticos.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram